Numéricamente, el
Sporting de
Rubi no mejora al de
Abelardo. Después de diez partidos en el banquillo rojiblanco, el técnico catalán ha firmado
dos victorias, tres empates y cinco derrotas, quedando la
salvación a cinco puntos, los mismos que cuando llegó. Sin embargo,
las sensaciones no son las mismas.
En Gijón creen en el milagro y ven otro aire en el equipo desde que el ex del
Girona tomó las riendas.
Perteneciente a la
'escuela Barça',
Rubi va tratando de implantar poco a poco su ideario futbolístico en un equipo donde la necesidad apremia. Por ello, lo primero que ha buscado ha sido dotar de mayor solidez al bloque, apostando por un trivote en el que
Mikel Vesga ejerce de vértice. El vasco,
un fijo desde su llegada, actúa por delante de una zaga de cuatro y cuenta con dos escuderos con los que se combina la fuerza de
Sergio Álvarez y la creatividad de
Moi Gómez o Víctor Rodríguez, aunque en esta ocasión el preparador rojiblanco podría buscar una mayor solidez con
Nacho Cases.Con todo, este
Sporting intenta darle un mejor trato al balón y salir jugando desde atrás, buscando rápidas aperturas a los costados, donde cuenta con la calidad de
Carlos Carmona en la diestra y la verticalidad del recuperado
Burgui en la izquierda. Ellos son los principales surtidores de una punta de lanza donde se alternan
Duje Cop o Lacina Traoré, cuya corpulencia física invita también a buscar el juego directo cuando la ocasión lo requiere.
El crack: BurguiEl gran
'fichaje' invernal en Gijón ha sido Burgui. Lejos en el primer tramo del curso de las expectativas que generó su cesión por el Madrid en verano, el extremeño ha
agarrado la confianza depositado en él por
Rubi y ha respondido con todo su repertorio de cualidades:
calidad técnica, dominio de ambas piernas, cambio de ritmo, desborde, primer toque, visión de juego...
Sus compañeros lo buscan y se siente protagonista, uniendo a ello un mayor trabajo defensivo que escenifica su compromiso.