España ya tiene sellado su pase al Mundial de Rusia 2018 y el seleccionador,
Julen Lopetegui, ha encontrado una lista más o menos fija que, sin embargo, puede sufrir varios cambios de aquí a que llegue la mayor cita del balompié. La definitiva, dependerá en gran medida de estados de forma y físicos.
De momento, tras darle algunas vueltas, en la portería se han estabilizado
De Gea (Manchester United),
Reina (Nápoles) y
Kepa (Athletic), si bien durante la fase de clasificación el técnico vasco también citó a
Adrián San Miguel (West Ham) y, sobre todo,
Sergio Rico (Sevilla FC). Precisamente, el cancerbero del Athletic y el nervionense van a estar frente a frente este sánado en San Mamés, donde tendrá sus ojos puestos, a buen seguro, el seleccionador nacional, pues se trata, sin duda, de los porteros jóvenes españoles con más proyección.
Kepa (23 / 1,89 metros), que
no termina de renovar con el Athletic y en el que el
Real Madrid ha puesto su mirada, llega a la cita tras cometer en Mestalla algunos errores de bulto que le costaron goles al cuadro de Ziganda, si bien, desde que comenzara a aparecer con el primer equipo rojiblanco, sus actuaciones han sido más que convincentes. Tiene
reflejos, un buen manejo de pies, valentía y una atención permanente. En lo que va de temporada, ha encajado nueve tantos y únicamente ha podido dejar en dos encuentros su meta a cero. Según las estadísticas (
WhoScored), tiene
problemas con los centros laterales.
Rico (24 / 1,94 metros), por su parte,
prefirió alargar su vinculación de toda la vida, tras un verano en el que recibió algunas propuestas de Inglaterra e Italia. El canterano blanquirrojo, que
llegó a compartir entrenamientos con Kepa en la 'Roja', lleva fuera de los planes de Lopetegui tres convocatorias, pero no se va a dar por vencido:
su objetivo es estar en el próximo Mundial. Rico es
alto y elástico, domina a la perfección los
uno contra uno, ha ganado
valentía y firmeza a la hora de abandonar su portería y ha ganado en
regularidad. Le resta no blocar tantos balones como debería, pues suele preferir, si está rodeado, despejar de puños, lo que puede conceder segundas jugadas a los rivales.
Con los pies, además, le falta templanza, cuando siempre había sido
uno de sus puntos fuertes en la cantera. El murmullo del Sánchez-Pizjuán, desde luego, no le ayuda.