Tampoco se trató de un grito constante ni ensordecedor pero sí lo suficientemente nítido para marcar la diferencia y haber obtenido un mayor rédito en Bilbao. Porque prácticamente fue el único que lo hizo, el que se atrevió a levantar la voz en San Mamés, incluso cuando el Sevilla se hallaba totalmente en silencio en la segunda parte.
El 'Mudo' habló a su manera. Con apariencia cansada pero liberando su talento para habilitar a dos compañeros en la primera parte, con servicios de gol a Ben Yedder y Carole. El peligro partió casi de manera exclusiva de sus botas, ejerciendo de referencia en la zona decisiva y aportando claridad. En la reanudación, nadie le acompañó y aun así lo intentó.