Entró en la convocatoria sin ni siquiera entrenarse con los compañeros por la lesión de Nolito y saltó al terreno de juego sin conocer, obviamente, los conceptos de Machín más allá de lo que le dijera un momento antes de su entrada, por lo que en su estreno como nervionense no se puede valorar con justicia su aportación en los minutos de los que dispuso.
Con 1-0 en el marcador y el Sevilla en su peor versión, el hispano-marroquí relegó a Roque y, sobre el papel, se colocó por detrás de los delanteros para intentar conectar con ellos, pero en la práctica se situó en zona de remate. No obstante, en pleno desorden y desesperación nervionense, apenas entró en contacto con el balón más allá de una acción en la que le llegó en el área, pero en la que no pudo controlar. Al menos tuvo el primer contacto con el equipo a la espera de que se sumerja en la dinámica del grupo y, cuanto antes, ser una pieza más dentro del cuidado engranaje del técnico blanquirrojo, Pablo Machín.
Álvaro Palomo1 min lectura