Nueva vida con el dique de Caparrós

Nueva vida con el dique de Caparrós
El fortalecimiento del centro del campo ha sido fundamental para ayudar a la zaga a hacer su trabajo. - Álvaro Palomo
Álvaro PalomoÁlvaro Palomo 2 min lectura
Caparrós afrontó su tercera etapa al frente del Sevilla con una prioridad: iniciar la reacción desde atrás a partir de un dique que frenara la corriente de goles en contra que había arrastrado al proyecto de Machín. El utrerano cambió el sistema de inmediato y reforzó el centro del campo con un doble pivote defensivo para que los rivales no encararan con ventaja a la zaga. En Cornellá rescató a Amadou y lo situó junto al recién recuperado Gonalons, lo que otorgó más músculo y contundencia a la medular. En los dos siguientes partidos ha mantenido esta fórmula, matizada el jueves con la entrada de Roque por Amadou, y lo cierto es que ha conseguido lo que buscaba, cortando la sangría en su portería. No en vano, en los tres partidos bajo su mandato el Sevilla sólo ha encajado un gol, contra el Valencia, y llegó desde el punto de penalti por derribo de Banega a Gayà, por lo que no ha recibido ningún tanto en jugada. Dejó a cero al Espanyol y al Alavés, y los de Marcelino apenas si le crearon peligro durante los 90 minutos. Las llegadas al área blanquirroja han descendido considerablemente y ha ganado en solidez sin balón.

Y es que en los últimos cinco choques con Machín en el banquillo, el Sevilla recibió 14 goles, casi tres por encuentro, disparando la media con el soriano hasta los 1,33 por duelo, muy por encima de los 0,3 desde que Caparrós le relevó. Además, el técnico utrerano no ha podido contar todavía por lesión con Vaclik, clave sobre todo en el primer tramo de curso, y ha mantenido la portería casi imbatida con los canteranos Juan Soriano y Javi Díaz.
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