Análisis del Betis-Málaga

El castigo de la contundencia

El castigo de la contundencia
Las ideas las puso Ceballos. - Álvaro Palomo
Álvaro PalomoÁlvaro Palomo 2 min lectura
Merino demuestra personalidad en cada planteamiento y no duda en asumir riesgos en pos de que la necesidad no excluya la intención de proponer en el Benito Villamarín. Filosofía a partir de la cual confeccionó un once atrevido, con dos delanteros y la presencia de N’Diaye como único pivote para acompañar a Dani Ceballos, lo que de inicio generó serios problemas para contener al Málaga, que se plantó con suma facilidad frente a Adán por la limitada resistencia verdiblanca. El senegalés asumía prácticamente solo la contención con la consecuencia de que la defensa se quedaba al descubierto ante el ímpetu costasoleño.

No obstante, el plan del linense comenzó a asentarse con los minutos, merced a que el utrerano entró en juego y se apoyó en la principal amenaza del Betis, un Musonda muy incisivo capaz de inquietar por si solo, si bien los verdiblancos, más allá de las contadas penetraciones por la izquierda, no precisaban en tres cuartos y apenas generaban peligro. Ante esta tesitura, agravada por el sufrimiento atrás debido a la escasa consistencia en la zona ancha, Merino reaccionó y dotó de mayor dinamismo al ataque, con Kadir buscándola en el centro y Rubén más pegado a banda. El equipo ganó en presencia arriba y firmó sus primeras ocasiones claras, pero careció de pegada para cristalizar una efímera mejoría con la que parecía haber controlado a un Málaga más timorato. Sin embargo, en una desaplicación defensiva protagonizada por Adán, Camacho castigó la falta de contundencia del Betis, que terminó a la desesperada con una defensa de tres.
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