Minuto Uno

Visión global y de futuro para un momento histórico

Joaquín AdornaJoaquín Adorna
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Visión global y de futuro para un momento histórico
- Joaquín Adorna León (17/09/2015)
Castaño tiene ante sí una oportunidad histórica para luchar por un Betis de consenso y, salvo extraña maniobra de tintes traicioneros -su lealtad a Lopera resulta evidente-, no la va a aprovechar. Los variados entornos que rodean a Ángel Haro y José Miguel López Catalán son la excusa insalvable. Si ´Ahora, Betis, Ahora´ no deja fuera a las distintas plataformas (Liga de Juristas, Fundación Heliópolis o Béticos por el Villamarín), por qué va él a renunciar a su entorno más cercano (Lopera) si éste le sirve para llegar al poder.

Castaño no se detiene a negociar porque considera que hay gente que no tiene derecho a sentarse junto a él en la misma mesa. Ha dibujado su imaginario escenario, ve ángeles donde la mayoría demonios, y entiende que es su momento, que le ha llegado la hora de cumplir su legítimo sueño: ser presidente del Real Betis, ese deseo tantas veces pregonado entre amigos y peñistas.

Lo va a conseguir. Castaño va a presidir esta nueva etapa en el club porque cuenta con el respaldo accionarial suficiente: el de Tegasa. Con eso, su innegable exigencia, sus grandes dosis de ambición, sus dotes de mando y sus conocimientos del mundo del fútbol piensa que tendrá suficiente para lograr éxitos deportivos y ganarse el perdón de quienes no olvidan su connivencia con Luis Oliver y Bitton Sport en una de las etapas más oscuras en la historia del Betis.

Nadie le puede negar su valentía, pero al unirse a Lopera, Castaño renuncia a contar con el reconocimiento social, con el apoyo de grupos minoritarios, de peñas, de accionistas particulares a los que sí están convenciendo Haro y Catalán. Sentarse en el sillón presidencial gracias a Farusa puede sentenciarle, porque nadará a contracorriente de una afición cansada de todas las consecuencias del pasado vinculado a Lopera y, además, porque todo apunta a que el proceso iniciado por ´Ahora Betis Ahora´, al que ayer se sumó también el periodista Carlos Herrera, no va a ser flor de un día.

Más pronto que tarde, posiblemente en la Junta Ordinaria de Accionistas de diciembre, Haro y Catalán ya podrán contar con un fuerte poder de influencia en el órgano de gobierno del Betis, y quizás Castaño se vea entonces obligado a aceptar las manos que ahora, más que muerde, rechaza. Quizás a finales de año se arrepienta de no haberse adelantado a las circunstancias, de no haber tenido una visión más global y de futuro para un Betis al que todos, y él como bético el primero, deberían situar por encima de sus guerras intestinas.
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