Reportaje ED | FÚTBOL FEMENINO

Sabrina y Mónica Flores: el sacrificio para cumplir un mismo sueño

Sabrina y Mónica Flores: el sacrificio para cumplir un mismo sueño
- Alejandro Pecci
Alejandro PecciAlejandro Pecci8 min lectura

La Primera Iberdrola disfruta esta temporada de otra pareja de hermanas más. A las González, Ramos u Ortiz se le suma las Flores. Mónica y Sabrina (31/01/1996), de padre mexicano y madre rumana, juegan en el Valencia CF y Sevilla FC respectivamente. La primera, llegó a la península en el curso pasado procedente del fútbol universitario norteamericano concretamente de la Universidad de Notre Dame. La segunda en cambio, aterrizó en España en este pasado mercado estival. Sabrina, al igual que Mónica, jugó y estudió en Notre Dame pero a diferencia de ella, la hispalense si llegó a disputar la National Women's Soccer League con Sky Blue, club donde juega la leyenda en activo norteamericana, Carli Lloyd.

Ambas comparten la pasión por el fútbol desde muy pequeñas y aunque practicaron varios deportes, finalmente se decantaron por el balompié al ser un deporte de equipo. Así lo cuenta Mónica: "Hacíamos gimnasia y fútbol pero cuando tuvimos que elegir, elegimos fútbol por ser un deporte de equipo y lo que ello conlleva". Sus inicios y entrada en el deporte más profesionalizado estuvo marcado por el paso por la Universidad. El sistema universitario estadounidense, a diferencia del español, ofrece mayores recursos a los deportistas para compaginar los estudios con la práctica deportiva. Sabrina Flores relata su experiencia jugando para el equipo de su Universidad (Notre Dame) y desglosa el calendario deportivo de la liga universitaria estadounidense, uno de los mayores escaparates para las futbolistas jóvenes que quieren dar el salto al fútbol profesional. "En Estados Unidos la mayoría que practican un deporte van a la Universidad, obtienen su licenciatura y además juegan para el equipo de allí durante cuatro años y compites contra jugadoras que van desde los 18 a los 22 años. La temporada es de tres a cuatro meses desde septiembre y se puede alargar si juegas algún torneo. El invierno y la primavera es fuera de temporada. Se entrena pero no se compite", narra la sevillista.


Una vez terminada la etapa universitaria, tanto Sabrina como Mónica tuvieron que emprender su camino hacia el fútbol profesional. Un reto que ineludiblemente también pasaba por separar momentánemente sus vidas. "Nunca habíamos estado separadas y a Mónica se le presentó la oportunidad de ir al Valencia. Ella estaba algo asustada y nerviosa pero era su sueño", describe la hispalense. Mónica fichó por el Valencia en la temporada 2018/19 y cuenta como fueron sus duros primeros meses lejos de casa y destaca la calidez con la que le recibió el vestuario che. "Fue un sueño cumplido el poder jugar en un equipo profesional de fútbol en una de las mejores ligas del mundo. Pero al inicio estaba nerviosa al irme a un país diferente, con distinto idioma, nueva ciudad, nuevo entorno... El equipo me acogió muy bien. Los cambios tan repentinos hizo que los primeros meses fueran complicados... Todo era nuevo. Ahora miro hacia atrás y me siento muy feliz del paso que di". Tan enriquecedora fue y es la experiencia que está viviendo la licenciada en Salud Integral que se alegra "enormemente" de que su hermana Sabrina ahora también la esté viviendo.



Sabrina en este curso está viviendo todo aquello que Mónica experimentó en su primera temporada en España. La futbolista hispalense subraya especialmente que tanto la ciudad, Sevilla, como sus compañeras han sido fundamentales para que los primeros meses hayan sido algo más amenos aunque asegura que aún no se siente 'cien por cien adaptada'. "Hablé con mi hermana de la suerte que tuve de que mi primera experiencia en un equipo profesional en el extranjero haya sido en Sevilla. El estar con el sol y en un lugar precioso con una buena temperatura... te hace sentir feliz. Si un día estoy estresada salgo a la calle me pongo unas calzonas y mejora mi humor. Las compañeras además me ha ayudado a adaptarme lo mejor posible". No obstante, afirma que el hecho de tener a su hermana jugando a un puñado de kilómetros ha sido importante en su proceso de adaptación. "Soy una persona muy familiar y tengo mucha suerte de tener a mi hermana Mónica a unas horas en Valencia. Sin ello, habría sido una historia muy distinta", declara.



Uno de los retos a los que han tenido que enfrentarse ambas ha sido el amoldarse al fútbol español. Ellas provienen del balmpié estadounidense que es más físico que el de la Primera Iberdrola, al que consideran más 'técnico'. "En EEUU se necesita de mayor presencia física y es más intenso. Aquí es más técnico y necesita un conocimiento especial del juego", cuenta Sabrina que sueña también con trabajar en el mundo de la medicina.


Pese a que las dos hermanas nacieron en Nueva Jersey, Mónica se decantó por jugar con la selección mexicana y Sabrina con Estados Unidos. Una circunstancia que no fue impuesta a ninguna de las dos y que nació fruto de la casualidad. "A mí se me presentó la oportunidad de Estados Unidos y a ella la llamaron de México al tener la doble nacionalidad. No fue desde el principio 'yo quiero con una selección y yo con otra'", expresa la sevillista.



En el año 2016 se produjo un acontecimiento único en la familia Flores. Las dos laterales se medían en los cuartos de final de la Copa del Mundo Sub-20 en Papúa Nueva Guinea. Una eliminatoria que terminó con Estados Unidos en la siguiente ronda y México eliminada. Un momento que Sabrina, combinado ganador, describió como 'uno de los más duros de su vida'. "Verla llorar en ese momento fue uno de los episodios más complicados". No obstante las dos prefieren quitarle hierro al asunto cada vez que se ven las caras en el terreno de juego. "Cuando nos enfrentamos con distintos equipos se entrecruzan muchas emociones como es normal, pero competimos de forma natural. Tampoco queremos hacerlo o darle más importancia de la que tiene", afirma Mónica. Aunque no esconden que les gustaría volver a jugar en un mismo equipo. "Estaría bien pero también es enriquecedor para ambas el vivir experiencias por separado", opina la lateral che.



Sabrina y Mónica luchan cada día por cumplir un sueño que comparten: ser futbolistas profesionales. De la mano, aunque estén lejos, luchan contra todos los desafíos que se les presenta en el día a día. A través del trabajo, constancia y profesionalidad han dado el salto a Europa donde el fútbol femenino está creciendo a pasos agigantados. Ahora bien, si existe algo en el que coinciden al cien por cien las dos sobre ellas mismas es que una es 'la mejor amiga' de la otra y no sabrían qué hacer 'la una sin la otra'

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