Granada y
Rayo Vallecano, rivales directos por la permanencia y separados por solo cuatro puntos, se enfrentan en el Nuevo Los Cármenes con el objetivo común de conseguir una victoria que les permita mejorar sus malos resultados de 2022 y alejarse de los puestos de descenso que acechan al conjunto nazarí. Sin embargo, los de Torrecilla se quedaron con la miel en los labios
al quedarse muy cerca de remontar un partido que se le puso cuesta arriba.
El esquema usado por el extremeño
para este encuentro apostaba claramente por un 4-4-2, renunciando así al típico 3-5-3 que venía usando en jornadas anteriores. Con Los Cármenes lleno hasta la bandera buscaba el Granada sumar tres puntos que le aportarán un balón de oxígeno.
Sin embargo, las sensaciones desde el principio del partido fueron bien diferentes. El Rayo presionaba muy arriba e impedía a
Milla tomar decisiones claras. El primer tanto llego desde un saque de esquina al que precedió una jugada en la que el madrileño erró. En el córner, Domingos Duarte perdió de vista a
Catena, que remató a placer para hacer el primero en el minuto 6.
Esto no acabó aquí. Pues lejos de venirse atrás, los de Iraola tenían bien estudiado al Granada y, tras un cambio de orientación cazado por el exrojiblanco
Álvaro, este se la cedió a
Guardiola, para hacer valer la ley del ex y asestarle otro golpe al que un día fue su equipo.
Hernández Hernández perdonó la expulsión por doble amarilla a
Petrovic, que salió al verde pasado de revoluciones. El primer tiro a puerta del Granada no llegó hasta el minuto 37, uno muy blandito obra de Quini y hasta aquí la primera mitad de los nazaríes; unas de las más grises de la temporada que recuerda al 4-0 de la ida en Vallecas.
A la vuelta del entretiempo, Rubén Torrecilla quiso probar algo nuevo al dar entrada en el verde a Machís y Eteki en detrimento de los amonestados Petrovic y Collado. Igual que le perdonó al serbio la amarilla en la primera mitad, no lo hizo igual con
Santi Comesaña, que vio dos amarillas justas para dejar con diez a los suyos en el 52'.
Ya rozando el minuto 70, un centro del recién ingresado Uzuni al área rebotó en el estómago de Germán con la suerte de que
Molina estaba ahí para fusilar y hacer temblar los cimientos de la meta defendida por Dimitrievski golpeando la bola primero el larguero y botando dentro de la línea de gol.
Cuando todo el pescado parecía vendido, al colegiado le advirtieron desde el VAR para que fuera a revisar una acción en la que se vieron involucrados Germán y Mario Suárez, y Hernández Hernández decretó penalti por manos del rayista. Al lanzamiento, ya en un descuento de más de diez minutos fue
Luis Milla, que transformó con toda la tranquilidad del mundo.
En un Nuevo Los Cármenes
sumido en la locura más absoluta a punto estuvo Molina en el 98' de consumar la remontada con un testarazo que se marchó al travesaño.