Reconocía
Monchi en la presentación de
Marin que les sorprendió que un futbolista con tanto cartel como el teutón se decantara por la propuesta nervionense, y que su llegada reflejaba el peso de la marca
Sevilla en el
Viejo Continente por mor de los títulos conseguidos. Un arma que le ha servido a los blanquirrojos para convencer en verano a jugadores de categoría, pero que ya empezaba a requerir un nuevo impulso para recuperar su máxima intensidad, y no había mejor manera de hacerlo que sentándose de nuevo en el trono europeo.
Así, con la consecución en
Turín de la tercera
UEFA, el club sevillista vuelve al centro del escaparate internacional y potencia sobremanera su condición de destino atractivo para los futbolistas, que rápidamente relacionan el nombre de
Sevilla con el de un equipo campeón de
Europa. Esta vitola le permitirá a
Monchi abordar operaciones impensables en otras circunstancias y compensar con este reclamo la desventaja económica con respecto a otros clubes, sobre todo los ingleses. Y es que el Sevilla ostenta ahora mismo un enorme prestigio en el escenario futbolístico y son muchos los jugadores que suspiran por militar en las filas del tricampeón. Además, dentro de las posibilidades financieras, la dirección deportiva podrá a acceder a futbolistas de renombre en el caso de que, como se espera, se produzca la salida de algún futbolista importante en una transacción millonaria.
Monchi ya tiene experiencia en salir al mercado con esta ventaja, lo que minimiza el riesgo de cometer los errores de antaño y le permitirá aprovechar de la mejor manera posible el gancho que supone estar ahora mismo en la cima de
Europa. Tal y como ocurrió justo después de levantar el primer título europeo en
Eindhoven, cuando el
Sevilla consiguió hacerse con los servicios de uno de los mediocentros más deseados del mercado,
Poulsen, que quedaba libre y que se lo arrebató al todopoderoso
Milan. Así, el danés se sintió atraído por el flamante rey continental, con el que realizó una temporada de debut espectacular y se alzó con la segunda
UEFA. Claro ejemplo del irresistible poder de seducción del
Sevilla campeón.