Se sentían salvados en Cornellá, pero una racha de cinco jornadas sin ganar, con dos empates como botín, les ha dejado de nuevo con el agua al cuello. Con sólo cinco puntos de renta sobre el descenso, el Espanyol se juega en estas tres jornadas una convulsa temporada en la que casi nunca ha tenido un patrón de juego muy definido.
Tras la destitución de Sergio, el discutido Constantin Galca, al que los propios jugadores han salvado del cese, ha cumplido ya una vuelta entera llena de vaivenes, comenzando su andadura con una apuesta ofensiva que le hizo moverse entre el 4-3-3 y el 4-4-2, confiando en la calidad de hombres como Burgui y el intocable Asensio. Pero al esperanzador debut ante Las Palmas le siguieron ocho partidos sin vencer, por lo que el ex centrocampista ha ido retrasando la adelantada defensa que propugnaba al principio y ha reforzado la medular con un trivote para dibujar un defensivo 4-1-4-1, siendo Gerard Moreno su referencia preferida.
En el centro, por su parte, su apuesta ha sido Abraham, que hoy no estará, optando en ese caso por adelantar a Óscar Duarte, también entre algodones, a una medular donde se impone la fortaleza de Diop, cuya llegada a balón parado es una de las principales armas de un conjunto perico que suele plantear partidos muy cerrados e intensos, confiando su poder ofensivo a la chispa de Hernán Pérez y la inspiración de Asensio.