Sagas sevillistas que no se apagan

Sagas sevillistas que no se apagan
- R. C.
Rafa CalaRafa Cala 4 min lectura
En el Sevilla siempre se han mostrado orgullosos de cuidar a los suyos, de ser una familia bien avenida que con el paso del tiempo tiene el objetivo principal de crecer. Impregnar sentimiento blanquirrojo a cada futbolista que se hace en la cantera de la carretera de Utrera y a su vez a cada miembro de su unidad familiar es una meta, como también es tener controlados a cualquiera de ellos mientras posean cualidades futbolísticas suficientes para aportar en un equipo.

La llegada de Nikola Gluscevic, hijo de Igor, es el último ejemplo de estas sagas entre las que podemos recordar muchas, siendo algunas casi inolvidables. Quizás la más rememorada y nombrada sea la de los Campanal. Guillermo Campanal fue el primero de ellos, considerado uno de los mejores delanteros de la historia sevillista. Llegó de Asturias para convertirse en leyenda y máximo goleador histórico. Su sobrino siguió sus pasos. Marcelino fue un central poderoso y vigoroso. Un auténtico atleta que dominaba el área. Marcó una época durante sus días.

Dejando esa atrás, hay otras como la saga de los hermanos Álvarez. Antonio Álvarez fue defensor y entrenador del primer equipo. Reconocido por todos, tuvo una carrera más extensa que su hermano Juan Francisco, que después de tres o cuatro temporadas jugando, pero sin ser habitual, se marchó al Hércules.

Quizás el último caso más recordado de familiares con trayectoria en el Sevilla sean los Navas. Jesús fue, es y será todo en Nervión, mientras que su hermano, Marco, se tuvo que conformar con una presencia más testimonial.

En los últimos tiempos, muchos familiares de exsevillistas llaman a la puerta y esperan tener su oportunidad. Además del hijo de Gluscevic, Yusupha Njie, vástago del mítico Biri Biri, probó para ingresar en el Sevilla. No tuvo suerte pero ahora en Portugal tiene minutos y el Benfica preguntó por él. Javi Vázquez, hijo de Ramón Vázquez, que marcó 50 goles como profesional, debutó con el primer plantel contra el Villanovense en la Copa del Rey del curso pasado.

Otros casos menos conocidos son el de Valentino Fattore, nieto de Scotta, que en marzo de este año ya fue requerido por Joaquín Caparrós alguna vez o el de Pozo, que es sobrino de Rafa Pozo, delantero que no triunfó en el Sevilla pero que tuvo éxito en el balompié extremeño.

El sevillismo pasa de las antiguas a las nuevas generaciones, y al mismo tiempo el club intenta explotar ese talento unido al sentimiento adquirido.

- Algunas pasaron por el eterno rival

Un caso algo distinto a los anteriores es el de la saga Morón, la cual ha visto como la nueva generación no está en el Sevilla, sino en el Real Betis. Loren fue defensor del Sevilla durante la década de los 90 y ahora ve como su hijo es delantero en la Avenida de la Palmera. Es el camino inverso que realizaron los Vázquez. Mientras Ramón y Javi se vistieron con la blanquirroja por varios años. El precursor de la saga, Eugenio Vázquez, fue futbolista del Real Betis durante buena parte de su trayectoria deportiva. Algo normal en una ciudad tan relacionada entre sí.
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