La dirección deportiva verdiblanca no sólo está pendiente de las contrataciones de un pivote defensivo y un central que completen definitivamente la plantilla. También trabaja a destajo en las
salidas de los cuatro descartados que quedan por decir adiós (
Vargas, Digard, Kadir y Portillo). No en vano, en la planta noble del Benito Villamarín no se quieren repetir situaciones como la del curso pasado, cuando se cerró el mercado estival sin haber logrado aligerar todo el exceso de equipaje, algo que, incluso, deparó problemas en el reparto de fichas (se solucionó dejando fuera a
Matilla, ya que sobraba uno). Pero, sobre todo, hay prisa en el aspecto económico, intentando lograr un importante ahorro con un doble objetivo: impedir que se supere el
tope salarial impuesto por la LFP (39,16 millones de euros en el caso del Betis) y, de paso, tener
fondos suficientes para pagar los sueldos de los dos jugadores que restan por venir.
En este sentido, el conjunto verdiblanco ya ha logrado rebajar su gasto diciendo adiós por medio de rescisiones a
Tarek, Caro, Lolo Reyes, Braian Rodríguez, Westermann y Xavi Torres, al tiempo que se han ido cedidos (aunque sin billete de vuelta)
Pacheco y
Van der Vaart. Gracias a ello, el club puede acometer sin problema el desembolso que suponen las nóminas de los nueve fichajes (Durmisi, Jonas Martin, Nahuel, Musonda, Mandi, Felipe Gutiérrez, Sanabria, Zozulia y Manu Herrera), aunque necesitará algo más de margen a corto plazo. Sobre todo, en relación al pivote defensivo, ya que se busca dar un salto de calidad en esa posición y eso, lógicamente, lleva aparejado una ficha alta. Baste como ejemplo que
Benjamin Stambouli cobra unos 2,8 kilos netos en el
PSG, lo que elevaría su coste anual en bruto a casi el doble. Y a ello habría que sumar el hecho de que también tiene que llegar un defensa central.
Así las cosas, urge dar salida a los descartados, en especial, a
Vargas y
Digard, cuyos salarios cuestan al club en torno a los cuatro millones de euros brutos, a razón de dos por cabeza. Este dato explicaría que, habida cuenta del rendimiento que ofrecieron la pasada temporada, apenas lleguen ofertas a la altura de sus expectativas económicas y que, por tanto, las salidas de ambos continúen enquistadas. Algo más fácil serían, a priori, las de
Kadir y
Portillo, cuyas fichas en bruto giran en torno al millón de euros bruto cada uno. Sin embargo, los días pasan y ni uno ni otro hace las maletas y cambia de aires.
Así las cosas, es lógico entender que la dirección deportiva verdiblanca tenga prisa por aligerar los
seis millones que, aproximadamente, se podría ahorrar el club dando salida a sus últimos cuatro descartados. Se trabaja en varios frentes y valorando distintas posibilidades, incluso el despido, aunque, como dijo el presidente, esa sería la última opción.