El mercado de verano tocaba a su fin y Monchi sorprendía con un último movimiento. La
lesión de Carriço aconsejaba reforzar el eje de la zaga y para ello aterrizaba en Nervión, como cedido,
Marco Andreolli. Su currículum, sin embargo, despertaba dudas. Porque a sus
29 años, el italiano venía de ser un actor secundario en el Inter de Milán, con el pobre bagaje de
10 partidos ligueros en las
dos últimas campañas, 19 en total.
Para más inri, una nueva lesión, esta vez de
Rami, obligaba al de Ponte dell´Olio a debutar con apenas un par de sesiones a las órdenes de Emery. Pero Andreolli respondió en Valencia, ante un Levante que tampoco le puso en muchos apuros. Volvió a rendir a un aceptable nivel en Champions, frente al Gladbach. Y poco a poco, con actuaciones solventes, demostrando su fortaleza física y su rigor táctico, ha sabido ganarse una
confianza olvidada en Milán. No ya sólo por parte de Emery, que no tiene mucho más donde elegir, sino por parte de una afición que le acogió con incertidumbre.
En su presentación, el transalpino admitía no tener el necesario ritmo competitivo, pero en la práctica, más allá de algunas molestias sufridas ante el Celta, ha merecido el aprobado en los
cinco encuentros disputados
en sólo 16 días. Una auténtica maratón casi desconocida para un jugador que lo más parecido que hizo en el Inter fue disputar cuatro encuentros consecutivos el pasado mes de enero, entre Serie A y Copa, aunque sólo dos de ellos completos.
Ante el
Barça, de hecho, Andreolli podría alcanzar los
450 minutos en Liga, superando ya los 447 que jugó el pasado curso en el campeonato italiano. Rebasados quedan ya, además, sus guarismos de la 12/13, en la que sólo disfrutó de 384´ en total.