Sampaoli ha comenzado su relación con el
Sánchez Pizjuán de manera inmejorable. Porque, independientemente de las sensaciones o de las críticas que haya podido recibir por el juego del equipo, su
Sevilla ha bordado hasta ahora las estadísticas en su feudo, con un pleno que le ha aupado a la parte alta de la tabla en la Liga e impulsado en el
Grupo H de la Champions después del triunfo conseguido el martes contra el Lyon.
Así las cosas, los nervionenses se han impuesto en los cuatro duelos disputados hasta ahora en casa, tres en el campeonato doméstico y uno en la máxima competición continental. El primer triunfo se produjo en el debut liguero contra el
Espanyol, con un llamativo marcador de 6-4 que respondía en cierto modo a lo pregonado por el técnico de Casilda, pero que luego no tuvo continuidad. La siguiente cita en la 'Bombonera' fue contra
Las Palmas, en la que los locales se vieron obligados a remontar un 0-1 adverso, lo que consiguieron con un penalti sobre Vitolo y el tanto de Carlos Fernández. Entre dudas por los resultados más allá de Nervión, el Sevilla afrontó el
derbi ante los suyos, cita que superó con sudor y un gol de Mercado en la segunda mitad.
Estos tres triunfos caseros le situaron en la segunda plaza de la clasificación, si bien estas garantías como anfitrión no han tenido presencia fuera, pues
Sampaoli aún no ha sido capaz de romper el maleficio a domicilio que se arrastra de la época de
Emery, con empates en
Villarreal y
Eibar, y derrota en San Mamés. Este traspié en 'La Catedral' crispó en cierto modo el ambiente y obligaba a redimirse en el debut casero en
Champions, lo que hizo con creces merced a una gran segunda parte en la que mostró la mejor versión de la temporada. A estas alturas en la campaña anterior, el Sevilla de Emery había sufrido dos derrotas en el Sánchez Pizjuán, ante el Atlético de Madrid y el Celta.