La
herida sigue muy fresca, sangrando aún. El
bochorno del pasado jueves ha retrotraído al sevillismo a tiempos que parecían olvidados y nadie en el club ha querido poner paños calientes a esa 'mancha'. Por la dimensión que ha alcanzado este
Sevilla, una debacle de ese tipo es sinónimo de crisis, que durará lo que tenga que durar.
Pero el fútbol no da
tregua y lamerse las heridas servirá de poco a los profesionales blanquirrojos. Urgen puntos, que en este caso serían la sutura perfecta para comenzar a cerrar esa profunda
llaga que tanto duele. La derrota del
Atlético en el derbi madrileño concede una oportunidad pintiparada para obtener una renta de cinco puntos con respecto a los colchoneros, grandes favoritos para esa tercera plaza liguera que actualmente ostentan los sevillistas.
Para afianzarse en ella y mullir un poco más el colchón de
Champions, se antoja vital recuperar las buenas sensaciones de los últimos encuentros disputados en el
Sánchez-Pizjuán, ante Levante y Granada. Y es que, precisamente por eso, sorprendió más el batacazo en
Anduva, pues la línea era ascendente y no había habido hasta ahora ningún partido en el que el Sevilla de
Lopetegui se viese superado de cabo a rabo.
El técnico vasco es el gran señalado del
ridículo copero y deberá recuperar ese gen competitivo que supo inocular a los suyos nada más aterrizar -déficit ofensivo al margen- para lo que regresarán al once tres pilares que fueron suplentes el pasado jueves:
Ocampos,
Fernando y
Reguilón.
No estará
Diego Carlos por acumulación de amonestaciones y, en su lugar,
Koundé y
Sergi Gómez formarán en el eje de la zaga, pues
Carriço apenas ha completado dos sesiones de trabajo con el grupo tras varias semanas en el dique seco. En la medular, por su parte,
Banega, al que el técnico señaló con su prematuro cambio en Anduva, debe ser el faro junto a Óliver, a más en esa mejoría previa al desastre; mientras que en ataque,
De Jong seguirá siendo la referencia y a la banda siniestra, en lugar de Nolito, oposita Munir, pues se antoja pronto para que entre
Suso y Ocampos cambie de costado, aunque podría tener minutos.
Por su parte, el
Alavés, que no gana en
Nervión desde hace 64 años, debe ser a priori un rival propicio. Además, pierde por lesión a
Lucas Pérez, componente junto a Joselu de un dúo atacante que suma 16 goles, cifra que parece inalcanzable para los arietes sevillistas. Esta baja hará que Garitano pase a jugar con un 4-3-3 para armar su centro del campo en un duelo en el que el acierto será tan importante como recuperarse física y mentalmente de una Copa tan amarga.