El partido que la semana pasada enfrentó a
Roteña y San Juan dejó un claro damnificado:
Tomás Romero. El portero del equipo amarillo tuvo que ser sustituido en el
minuto 21 con una brecha en la cabeza que le costó entre
siete y ocho puntos de sutura.
Romero recuerda la jugada a toro pasado: “Fue un balón al segundo palo, de estos que no sabes dónde va. Después de saltar con tres o cuatro, me caí y me choqué con el segundo palo. Me di con el poste de la portería de la
Roteña, que es de hierro. Yo pensaba que me habían dado una patada”. El golpe fue bastante duro. De hecho, no perdió el conocimiento, pero sí perdió facultades en un principio: “Se me nubló la vista y no sentía los brazos”. A pesar de todo, con la llegada de la ambulancia, lo trasladaron al
centro médico de Rota para que todo quedara en un susto; allí le dieron los puntos para volver a casa. Por la tarde pasó por
Bormujos para hacerse un
TAC y ver que no había mayor problema.
Aunque, de momento, el guardameta no está al 100% recuperado. “En principio me dijeron que tendría que estar una semana con los puntos”, admite el cancerbero, que el lunes no estaba en las mejores condiciones durante el entrenamiento del
prebenjamín del San Juan, del que es técnico: “Notaba cómo me botaba la cabeza”. No importa; el objetivo sigue siendo jugar este domingo ante el
Coria. “Me he comprado dos cascos de rugby”, admite
Romero. Quiere reincorporarse a los entrenamientos hoy, aunque no junto al resto del grupo.
Y, a pesar de la mala racha del equipo, ve posible reaccionar el domingo. “Lo veo factible”, afirma el guardameta, que es consciente de que no pueden relajarse: “En esta categoría hay muchos equipos muy igualados. En la primera vuelta ellos fueron superiores y nos costará muchísimo, pero creo que podemos ganar”.