Comienza el espectáculo. O más bien continúa. Ya se veía venir que los últimos días de Mourinho en el banquillo del Real Madrid serían entretenidos. Porque era evidente que no se iba a callar ni una. Porque durante este último año hemos visto a un hombre más templado, siempre arisco con la prensa (menos con la inglesa), pero distante, mordiéndose la lengua, esperando, maquinando, dando la palabra a Karanka... Y así, cuando su adiós ya es un secreto a voces, cuando es ´vox populi´ que será el nuevo inquilino del banquillo del Chelsea, ha continuado el show. Su show. El show de Mou.
Sin embargo, lejos de sus guerras sin cuartel de antaño con Guardiola, dispara ahora a matar dentro de su vestuario. El gran damnificado: Casillas. Ya se intuía que no había ´feeling´ entre el portero de la selección y su entrenador. Ambos no tenían más remedio que soportarse, ahora bien, cuando el técnico se ha quitado la careta ha sabido darle donde más duele, en el fútbol. "Me gusta más Diego López que Casillas, así de simple". Así se despachaba ayer en una rueda de prensa de lo más particular. Micrófono en mano, como si fuese un monólogo, el portugués terminaba de enterrar a Iker esta temporada.
Me sorprende que al final el centro de su diana haya sido el portero -lo que seguramente será su gran error- porque tenía motivos para tener peor relación con otros... aunque habrá ración para todos ellos, seguro -léase Pepe, Cristiano...-, si incluso le dio un palo a Iniesta invitándole a centrarse en lo suyo y en los problemas que tiene su equipo cuando no juega Messi. Que se meta en sus asuntos, que diría aquel.
Y apuesto a que no será su último espectáculo. A buen seguro que vendrán declaraciones peores, sobre todo cuando esté en Londres, aunque por el momento ´Mou´ está siguiendo el patrón del refrán que reza aquello de "para lo que me queda en el convento...".
José Manuel Cano3 min lectura