Opinión

Una presidenta para la Federación

Mientras que la selección española femenina pone patas arriba las entrañas de la RFEF, el Caso Rubiales pone de manifiesto la falta de paridad en el deporte español y la necesidad de que la reciente llegada de Elisa Aguilar al sillón presidencial de la FEB sirva como ejemplo

Alejandro SáezAlejandro Sáez
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Una presidenta para la Federación
Rubiales, ante Pedro Sánchez. - UES

Madrugada larga la que se ha vivido en Oliva, donde la selección española femenina de fútbol fue convocada, en lugar de Las Rozas, como viene siendo habitual. Con el objetivo de intentar evitar el foco mediático en la capital de España, los nuevos rectores de la RFEF han convertido las instalaciones de Oliva Nova Sports, en el que este miércoles (17:30 horas) será el primer entrenamiento de las campeonas del mundo a las órdenes de la nueva seleccionadora nacional Monste Tomé.

Un nuevo esperpento de la RFEF en torno al fútbol femenino desde que Rubiales optara por ese inapropiado “piquito” a Jenni Hermoso. Nunca un beso “consentido” -como así defiende el ya expresidente- ha hecho correr tantos ríos de tinta en el deporte español. Una cascada de acontecimientos, muchos de ellos insólitos, que no hacen más que poner en evidencia que el cambio de estructura que solicitan las internacionales españolas es más que evidente.

En torno a las 4:30 horas de la pasada madrugada finalizó la reunión entre las internacionales, la RFEF y el CSD. Y lo hizo, en principio, con tintes positivos. La misma sirvió para desatascar un conflicto importante y el aparente inicio de una nueva etapa. Los cambios estructurales llegarán; o al menos existe ese compromiso en firme por parte de la RFEF, con cesión de cargos importantes y no moviendo a cuatro o cinco peones para aparentar que todo ha cambiado, como fue la primera maniobra, por ejemplo, con el departamento de marketing y comunicación. Por el momento, eso sí, se mantienen figuras de peso como Rafael del Amo, Ana Álvarez o la seleccionadora Montse Tomé, con quien las jugadoras han mantenido más de una conversación a solas.

En lo que respecta al grupo, 20 de las 22 jugadoras que asistieron a la reunión disputarán los encuentros de la Nations League ante Suecia y Suiza. Sólo dos internacionales convocadas decidieron abandonar la concentración de la selección: "Han solicitado abandonar la concentración por falta de ánimo y malestar personal. Lo comunicarán ellas y espero que se tenga el mismo respeto por las que se quedan que por las que no", comentaba Víctor Francos, presidente del CSD.

Entre tanta polémica, con el fútbol femenino en el foco y con el seno de la RFEF como telón de fondo, de forma paralela también se ha dado en las últimas horas la noticia de que Elisa Aguilar será la nueva presidenta de la Federación Española de Baloncesto (FEB). Una presidenta para la Federación, justo lo que hace falta, quizá, en la RFEF. ¿No?

En el imaginario de toda la sociedad española ha quedado la fotografía de los barones de las Federaciones territoriales, con Pedro Rocha a la cabeza, sentados en torno a una mesa en la que se le intentaba dar forma al problema y solucionar todo el conflicto ocasionado por el abuso de poder de Rubiales sobre Jenni Hermoso. Ni una sola presencia femenina; una foto que reflejaba el evidente techo de cristal en el fútbol español.

Un mal endémico del deporte español, no sólo del fútbol. Hasta la llegada a la presidencia de Elisa Aguilar a la FEB, tan sólo el 3% de las 65 federaciones que existen a nivel nacional estaban presididas por una mujer. Hablamos de Asunción Loriente (Remo) e Isabel García, presidenta de la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo. La cifra se eleva ligeramente si ampliamos el foco, con un 25% de presencia femenina en la comisión delegada y en las juntas directivas.

Claramente, algo falla si nos fijamos sólo en el número. La paridad, al menos por el momento, no existe en los órganos de gobierno del deporte español. Y eso, precisamente eso, es quizá lo que reclaman las internacionales españolas de fútbol. Unas auténticas campeonas del mundo que quieren hacer valer su posición de fuerza. Una presidenta para la Federación. Eso, seguramente, sería el inicio del cambio.

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