Relatar la verdad del Betis requiere de un cientificismo casi arqueológico. Por ello, el rescate de imágenes y vivencias béticas que han realizado Manolo Rodríguez y Juan Salas en ´Memoria del Betis´ es, de nuevo, una obra maestra. El análisis de este periodo crucial en la historia verdiblanca comienza en El Plantío. Lopera regresa de Burgos convertido en un dios. Asesorado por Serra bajo cuerda, Kresic se resistía a ser amortajado (memorable noche copera del Camp Nou con gol del inefable gallego Juanito). Tras caer en El Salto del Caballo, Lorenzo toma las riendas y completa la temporada sin una sola derrota.
Ya en Primera, sin tirar de cartera, logra ser tercero en la última Liga de dos puntos. La mejor clasificación en más de medio siglo se certifica en el Bernabéu, a donde se volverá dos años después para jugarse un título, con Jarni, Finidi o Alfonso. Se cierra una etapa y Serra acaba siendo contratado por el verdugo de aquella final copera, previamente contaminada por la polémica. El golpe de efecto tarda solo unos meses. Verano del 97: Denilson. Su cláusula de 65.000 millones de pesetas mete al Betis en el mercado global, algo de lo que se arrepentiría más tarde. Y llega Luis, que pasará a la historia por renegar de Makaay antes de plantar al equipo en Sancti Petri. El experimento Oliveira dura poco, Cantatore regresa de Valencia goleado y es sustituido por Clemente, que acaba la temporada renegando del tiki-taka, ganando tres puntos de despacho en Valladolid y enseñando a Denilson a centrar de cuchara. El clan del venerable Griguol y su Chirola Romero, el gusto por el jamón de Hiddink y el primer regreso de Faruk completan un descenso que empezaría por arreglar Fernando Vázquez y que culminarían Chaparro y Del Sol en La Victoria con los goles de Gastón Casas. La fiesta del ascenso se prolongó hasta otoño en casa de Benjamín. Pero, esa es otra historia para leer en la próxima entrega de ´Memoria del Betis´.
Eduardo Gil3 min lectura