Pare a la derecha

Sea natural de Utrera o de Senegal, se apellide Amaya o James, es inadmisible. Cuando no es aquí, es en Chile, ya sea el redimido Arturo Vidal o el cordobesista Pineda, que hace unos días fue detenido por ir en dirección contraria en Santiago. La impunidad con la que se manejan las estrellas del fútbol en carretera a más de 200 km/hora debe tener un límite. Niñatos a toda máquina.

Peor aún es la vergonzosa la actitud de los clubes. No hay sanciones internas, ni siquiera reprimendas. Al abrigo de la seguridad privada de la ciudad deportiva del Real Madrid, Florentino Pérez les protege. Con él nada me falta, pensará el colombiano. Como Karim Benzema, otro chico mimado al que el presidente sacó de un suburbio de Lyon y que no se pierde una convocatoria de Rafa Benítez a pesar de que coleccione procesos judiciales de todo tipo.

Tenemos claro que hay dos leyes, y una está hecha a la medida de estos dioses núbiles que estamos alimentando para mal ejemplo de nuestros más jóvenes. El mensaje es que todo vale si eres futbolista. Que empiece ya la carrera.