Juande es un tipo muy especial. Para muchos incluso extraño. Pero, no se le puede negar que ve el fútbol como nadie, que se rodea de gente que le aporta y a estas alturas ya no entiende de barcos. El manchego se marchó a lágrima viva del Betis de Lopera y se sintió despreciado tras los cinco títulos por Del Nido. ESTADIO le pilló ´in fraganti´ en el hotel Alfonso XIII y ya saben que todo acabó con el reparto de billetes de dólar con su cara por toda la grada del Pizjuán. Cada uno pone precio a su trabajo y el del entrenador de Pedro Muñoz sobrepasa el ratio económico fijado por la LFP. Las inversiones suelen realizarse en gol y alguna vez habrá que quitarse la venda: un resfriado futbolístico como el que atraviesa Rubén Castro se convierte en gripe para el entrenador y en neumonía para el equipo. La imagen ofrecida en Villarreal evita el modo pánico. Juan Merino ha logrado motivar al grupo, desmontar la tesis del bajón físico, ordenar al equipo y aportarle refuerzos que estaban dentro. El extremo es Kadir y el empuje Fabián. Repuesto de Joaquín el primero y mensaje para Ceballos el segundo. Merino ha conseguido implicar a todos en menos de una semana, no conoce la derrota en la Liga y ahora le llega el más difícil todavía: el Real Madrid. A la negociación del sustituto le favorece que el interino se siente en el banquillo ante el equipo de Zidane. Pero ya lo dijo Woody Allen, si la cosa funciona...