Mis queridos aficionados al fútbol sevillano:
disfrutemos todos hoy de un equipo valiente,
ése que está llegando de la Copa a su altozano.
Juega esta noche el partido siguiente.
Ya nos vemos finalistas, preparando el mano a mano,
cuatro goles de ventaja parecen ser suficientes
para que un Sevilla, que siente como nadie este paisano,
llegue a Madrid y dispute el Trofeo del Soberano.
Pero, si algo me gusta de este deporte bendito
es tener mi corazón entre dos colores dividido.
Ver a mi Betis darle al Valencia el finiquito
en la tarde de un domingo apacible y colorido,
me hace pensar que el sábado ganaremos al Deportivo.
Tres puntitos que en Coruña
no pueden ser otra cosa que un regalo de Cupido.
Estrenando presidente
y en el banquillo Merino,
seamos pues consecuentes.
En este Betis divino
mejor seguir la corriente.
En el palco o el banquillo no calentar el ambiente,
para seguir de interino creo que es lo más coherente.
Para cerrar la jornada, el Sevilla se prepara.
Nos visitan los canarios amarillos de Las Palmas.
Hay que ganar el partido, no está la cosa tan clara.
Quedan 90 minutos, no perdamos nunca la calma.
Nuestro grito sonará seguro desde la grada.
Cantos que llenan el campo, gritos que salen del alma.
Y, mientras todo ello sucede, y la Cuaresma se estrena,
veremos cómo se acerca nuestra alegre primavera.
Brindo por mis equipos, que me corren por las venas,
con manzanilla fresquita de sevillanas maneras,
o una Cruzcampo helada que me quite a mi las penas.
Rafa Retamero2 min lectura