Opinión

El organigrama de Torrecilla

El organigrama de Torrecilla
Eduardo GilEduardo Gil2 min lectura
¿Qué diferencia la espléndida presentación de Torrecilla de la de Macià hace algo más de un año? Que hablen los hechos, no las palabras, como afirma el nuevo director deportivo. Su talante es inmejorable, su objetivo igualmente razonable. Si el actual Betis acaba entre los diez primeros, ¿para qué firmar a un nuevo hombre de fútbol? En la guantá sin mano del presidente al ejecutivo saliente está contenida buena parte de la respuesta.

Del recién llegado se valora su honestidad, su claridad y su método: cinco opciones por puesto no se parecen en nada al "o Damiao o nadie" que se tragó el consejo en el mercado invernal. Además, en vez de incorporar a su propio mercenariado scouting, Torrecilla esbozó por fin un sencillo organigrama. Una estructura de media docena de profesionales propios en desplazamiento y formación transversal continua. Suena muy bien e incluso el cambio no parece caprichoso, pero la solución elegida solo es un bonito proyecto que debe refrendar la pelotita y, por encima de todo, el entrenador.

El que hará bueno a Torrecilla, a Haro y a su consejo. Porque, si no, se corre el riesgo de que el Friis-Hansen de turno (¿quién sabía de su existencia hasta su rajada de ayer?), le eche la culpa de todo al que fichó y mantuvo a Mel. El Betis debe enterrar sus muertos, sus fantasmas y funcionar de una vez. Los béticos no quieren más excusas.
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