Opinión

Merino, cuestión de fe

Merino, cuestión de fe
- Eduardo Gil
Eduardo GilEduardo Gil2 min lectura
Es muy difícil pensar que a estas alturas se vaya a caer el Betis de Merino. La impronta de Merino sostiene al equipo, mantiene al vestuario y garantiza intensidad en cada partido. El actual entrenador es tan fiable que algunos dan ya por lograda la permanencia. Y, aunque es prematuro concluir nada, al menos el ambiente se ha tornado por una vez optimista. Es muy probable que cada jornada que pase el equipo vaya poniendo tierra de por medio con los puestos de descenso y sea un técnico de la cantera el que salve la temporada. Salvo que el Rayo de Paco Jémez la arme el sábado, el club parece haber dominado sus nervios y quiere saber esta próxima primavera a qué jugará la temporada que viene.

Entre el sinfín de entrenadores a elegir está sobre todo Juande. Si bien no es el único, y mucho menos el que parte con mayor ventaja. Es sin duda Merino el que tiene ante sí la oportunidad de su vida. Si es capaz de seguir equilibrando al equipo, sacarle brillo e incluso acercarse a posiciones desahogadas, deberá ser tenido en cuenta para el futuro. Merino ha acertado en su diagnóstico, aprende rápido y va a morir por el Betis€ y por quedarse. Como antes Chaparro, Del Sol, Esnaola, Buenaventura o Corbacho, el linense ha devuelto la dignidad y la identidad a Villamarín. En medio de modelos futbolísticos que pueden sonar a pose, puede que el auténtico Betis con el que sueñan los béticos resida en Juan Merino. Pura cuestión de fe.
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