Junto a Joaquín Hidalgo forman el cuerpo técnico albiceleste

(Lebrijana) Unos secundarios que son de primera

La Balona ha pasado en cuatro años de estar en Preferente a luchar por los ´play off´ a Segunda B, un bagaje en el que Paco Estudillo (segundo) y Manuel César (físico) tienen un papel clave

(Lebrijana) Unos secundarios que son de primera
En la imagen, el cuerpo técnico de la Balompédica Lebrijana durante un viaje a Ceuta: Joaquín Hidalgo (izquierda), Paco Estudillo y Manuel César. - Carlos Vizcaíno
Carlos VizcaínoCarlos Vizcaíno6 min lectura
El fútbol es un deporte colectivo y, aunque las individualidades contribuyen al éxito, la clave siempre está en el valor grupal. En este sentido, la Balompédica Lebrijana es un claro ejemplo de ello.


El cuadro albiceleste ha pasado en cuatro temporadas de competir en la extinta Preferente a ocupar en la actualidad el sexto puesto del Grupo X de Tercera, a solo cuatro puntos de los ‘play off’ de ascenso a Segunda B. ¿Los responsables? Varios. Desde una directiva que ha apostado por la continuidad; una plantilla que ha ido creciendo con el paso de los años; la llegada clave de Joaquín Hidalgo al banquillo lebrijano y, junto a él, la instalación de un equipo de trabajo y una metodología necesaria para entender el éxito actual.


Marcó un antes y un después”, declara Paco Estudillo, segundo técnico y preparador de porteros, mano derecha de Hidalgo, una figura que es también ensalzada por su otro hombre de confianza en el banquillo albiceleste, el preparador físico Manuel César: “Joaquín es un gran gestor de grupos”.


Estudillo y César asumen ese trabajo anónimo, necesario y obligado dentro de un cuerpo técnico y equipo de fútbol para que los resultados lleguen, labor que Hidalgo no quiere que pase desapercibida: “Paco (Estudillo) es un gran profesional en todos los sentidos. Es la persona en la cual me he apoyado estos cuatro años en Lebrija”, manifestó, añadiendo de su preparador físico que “es un sabio en su materia. Meticuloso y entusiasta en su trabajo. Cada minuto de trabajo con él es aprender y aprender”.


Paco Estudillo, de 51 años, cumple su cuarta temporada. “No nos conocíamos de antes. Cuando llegó Joaquín (Hidalgo) nos reunimos, cada uno con nuestros portátiles, delimitando las funciones que íbamos a tener. Él marca unas pautas, pero tiene confianza en nosotros”, declara este linarense que como futbolista llegó hasta División de Honor, aterrizando en Lebrija por razones laborales.


Después de un largo periodo de nueve años en los escalafones inferiores de la Balona como entrenador y colaborador, dio el salto a sénior con Hidalgo: “Marcó un antes y un después. Aquí antes se confiaba más en las individualidaes, pero cuando llegó impuso un esquema de juego. No había antes cohesión de grupo”.


Segundo entrenador, preparador de porteros (fue guardameta) y responsable de tecnología (monta los vídeos para los partidos y los recursos, entre otras cuestiones), destaca la complicidad entre los tres. “Nos repartimos las tareas sin fronteras. Nos juntamos un día a la semana antes del entrenamiento para fijar los objetivos de la semana. Si alguno tiene que hacer una aportación que no es su parcela, la hace y se escucha”, declaró, detallando la metodología que siguen: “Cada uno se encarga de una faceta propia del entrenamiento. Todo la actividad y los ejercicios van destinados en función de la necesidad de la semana; luego, los compartimos en una cuenta de Dropbox que tenemos”.


El tercer viajero del banquillo albiceleste es el último en llegar. Lebrijano y canterano del Antoniano y de la Balona, incluso llegó a debutar con el primer equipo albiceleste en la extinta Preferente, aunque Manuel César encauzó pronto su trayectoria a la preparación física.


En mi último año de licenciatura empecé en los juveniles, con el que logramos el ascenso a Preferente. Al año siguiente continué, colaborando también en las categorías inferiores del Xerez Deportivo. Tal como terminó el año, Joaquín (Hidalgo) ya me dijo que quería contar conmigo”, manifestó este preparador físico de 26 años, que relata las dificultades de desempeñar sus funciones en un fútbol amateur.


El objetivo acaba siendo tener el menor número de lesiones. En una plantilla corta como la nuestra, varias bajas suponen una pérdida importante de competitividad. No puedes hacer un trabajo individual con un jugador que viene de trabajar ocho horas. El grupo que se ha hecho es magnífico, de gente humilde y sin egos. La competitividad y el esfuerzo están asegurados”, manifestó César, que alabó la figura de Joaquín Hidalgo. “La relación con Paco y Joaquín es muy buena. El míster nos respeta y, en mi caso, valora la preparación física. Es un gestor de equipo perfecto. Conoce la necesidad de cada jugador”, finalizó.
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