El
Nervión decidió hace dos semanas darle una vuelta de tuerca a sus pretensiones de permanencia.
Adrián Fernández suplió a
Manuel Vela en el banquillo, un cambio con vistas a levantar los ánimos de un equipo que no sale del descenso. Y, de momento, no puede decirse que la apuesta fuera certera vistos los resultados, si bien el nuevo técnico amplía el análisis.
"Desde que llegué hemos perdido ante
Carmelitas y
La Rambla, pero no merecimos ninguna derrota. Estamos jugando bien al fútbol y sólo nos faltó sentenciar en la primera parte. En Ceuta pudimos incluso golear", apunta
Fernández, quien lidera un joven cuerpo técnico compuesto también por
José Manuel Segovia y
Carlos Galiano como preparadores físicos, y con
José David Cotán como segundo entrenador: "Nos conocemos desde hace muchos años y todos tenemos la misma idea futbolística, que es que las jugadoras disfruten. Creemos que es lo que le falta al
Nervión, ya que las futbolistas quieren los puntos ya por la situación en Liga, pero queda mucho y hay que disfrutar porque esto es un juego".
Procedentes del
Azahar, Adrián Fernández y su equipo de trabajo aprovecharán su conocimiento del balompié provincial para reforzar a un conjunto al que vienen "a aportar ilusión y ganas", además de su sapiencia balompédica, mucha de la cual fue adquirida cuando trabajaron junto a
María Pry. "Ella fue quien nos recomendó que viniésemos, y nosotros nos vemos preparados para sacar esto adelante porque, si no, no nos hubiéramos arriesgado. Cuando llegamos nos encontramos un vestuario triste por su situación, pero les dijimos que esto se podía sacar adelante porque es un equipo con muchísima calidad", comenta
Adrián Fernández de un Nervión que volverá a la Liga en menos de un mes, en
Algaidas, con la idea de abandonar el penúltimo puesto que ahora ocupa. Ilusión y ganas a este joven grupo no va a faltarle.
Al míster, el fútbol le dejó sin poder hablarA
Adrián Fernández el fútbol le dejó sin habla, y no se trata de algo metafórico, sino real. Un choque con un portero en un partido cuando era futbolista del
Albert Einstein-Pino Montano le partió la mandíbula por dos lados, lo que le obligó a estar un mes sin moverla. "También sufrí roturas en otras zonas del cuerpo, así que decidí dejar de jugar al fútbol", apunta el preparador del
Nervión, un equipo en el cual confía a pies juntillas: "Estoy seguro de que cogeremos una buena racha, porque sólo nos falta finalizar ante la portería de los rivales. Cuando llegamos, vimos que este equipo había encajado muchos goles, 44 en diez partidos, y eso lo estamos corrigiendo poco a poco".