Resistencia pileña

No se rinden en Pilas. Antonio Bueno y Juan Anguas no entienden de eso. Sino de luchar por volver a hacer lo que tanto les gusta: jugar al fútbol. Quiso el destino, fatal en algunas ocasiones, que la mala suerte se cebara con la Unión Deportiva Pilas, un equipo de los que se nutren de verdad de gente de su localidad. Bueno y Anguas lo son, unos pileños que ahora, más de un año después de caer lesionados de gravedad, cuentan los días para reaparecer. No sólo ellos. También afición, directiva y José Julio Monsalves, un técnico que los conoce “desde que eran unos enanos”.

Antonio Bueno, que en diciembre cumplirá 24 años, tiene dañados los meniscos interno y externo y los ligamentos cruzados desde que en un entrenamiento en enero de 2015 un mal giro de su rodilla derecha le hiciera pasar por el quirófano. “Me operé pero recaí. El año pasado sólo pude entrenar una vez con mis compañeros. El resto del tiempo lo hice a parte”, explica el futbolista, que el pasado sábado volvió a resentirse, lo que no le quita la ilusión por volver: “Se me hace difícil ver los partidos desde fuera porque es mi equipo y son mis amigos; llegué a pensar en retirarme, pero quiero seguir, quiero volver sin miedo y darlo todo”.

Juan Anguas sí le pone fecha a su retorno. “He hablado con el míster para hacerlo contra el Mairena, el 9 de octubre”, dice con seguridad este pileño que en noviembre hará 23 primaveras, y que en febrero de 2015 se rompió el ligamento cruzado anterior de su pierna izquierda. “Los médicos me dijeron al principio que tenía el músculo sobrecargado, así que seguí dos meses más jugando, pero sin entrenar. Luego vieron que era una rotura y me operé”, explica Anguas, cuya lesión empeoró hasta estar, como su compañero, una temporada en el dique seco. Pero la espera parece llegar a su fin: “La semana pasada me incorporé a los entrenamientos. El fútbol es lo que más me gusta, y más con mi gente y con mi pueblo. Aunque espero que no se me haya olvidado jugar (risas)”.