Se le valora más fuera que en la grada del Sánchez Pizjuán. Del Bosque cuenta con él para la Eurocopa porque está "a un nivel alto" y entiende los lógicos errores en un portero de 22 años que juega en un Sevilla al que le crean pocas ocasiones -exige mayor concentración-, finalista en Copa, vivo en la Europa League y aspirante a la cuarta plaza. Sin embargo, ayer cometió un par de errores consecutivos al sacar, en el primero además sale tarde y le puede costar el empate a su equipo, y ya muchos ponían en duda su partidazo, en el que gracias a él su equipo ganó, al menos, dos puntos. En Barcelona debió cubrir su palo en la falta de Messi, pero la valentía le llevó a dar un paso en falso y dejó en el aire un debate que oscureció todo lo bueno que hizo. Internacional, alto, seguro, buen golpeo con ambas piernas, margen de mejora en las salidas y esperando a que sea permanente el carácter y la voz de mando que ya ha demostrado en alguna ocasión. Sus compañeros le respetan y le valoran, el club también -le ha renovado hasta el 2019- y lejos del césped de Nervión sigue acumulando prestigio. Hasta en Europa, nominado por la UEFA a la mejor parada de 2015 en la final de Varsovia, o tras su exhibición ante la Juventus, le admiran. Pese a todo, al mínimo error se disparan las dudas por culpa de un altísimo e injusto listón de exigencia.