La impactante historia de superación de un ojeador del Betis

La impactante historia de superación de un ojeador del Betis
- I. M.
Isabel MoralesIsabel Morales4 min lectura
A Antonio Aragoneses, un extremeño de 33 años, le cambió la vida radicalmente hace 13 años. Con apenas 20, un 22 de abril, salió a la calle para celebrar el ascenso a Primera del Valladolid. Un accidente fatal le dejó en silla de ruedas con una importante lesión medular.

Pero lejos de lamentaciones, aquel estudiante de Telecomunicaciones, consiguió lo que para muchos ahora parece imposible. Transformó su pasión por el fútbol, que practicaba cada semana con un grupo de amigos, se centró en estudiar los partidos, en analizarlos, en especializarse en ligas extranjeras, hasta que le llegó la oportunidad de convertirse, una década después, en parte de la secretaría técnica del Betis como miembro de su 'scout'.

"Es increíble poder trabajar en un equipo tan potente, con gran historia y tradición y una masa social enorme", reconoce Aragoneses en una entrevista para El País.

Tras el accidente, sus primeros años los decidó a acudir a cursos, invirtió muchas horas en ver todos los partidos que podía y se centró en conocer en profundidad la liga austríaca. Más tarde, adquirió experiencia en la agencia de representación de futbolistas FiveM, fue analista ten un equipo extremeño de Tercera división, el CF Trujillo, y empezó a elaborar informes detallados sobre futbolistas de otros torneos europeos para conjuntos de Primera. Su expecialización en la Liga Austriaca le abrió las puertas del Betis, donde ahora es el ojeador responsable de Austria, República Checa y Eslovaquia.


"El fútbol me ha ayudado a recuperar mi vida", insiste este 'scout' que a diario analiza tres o cuatro partidos cuyos datos vuelca depsués en Wyscout, la base de datos más importante y a la que acuden todos los clubes cuando quieren hacer algún fichaje.

"Cuando hacía de analista o de ojeador era más trabajoso porque a veces tenía que desplazarme. Aunque muchos campos ya están adaptados, siempre hay un escalón traicionero y tienes que ir acompañado. Además de ser más fácil, esto me gusta más", recuerda Aragoneses, para quien la silla nunca ha sido una limitación. "Quedarte en silla de ruedas a los 20 años es un palo muy gordo, pero la verdad es que si miro para atrás ahora no echo nada de menos. Hago vida normal. Trabajo, salgo, voy a conciertos. Lo único que ha cambiado es que mis amigos me tienen que venir a buscar y luego llevarme a casa, pero en mi relación con ellos es como si no hubiera pasado nada", reflexiona.

Antonio es un ejemplo para muchas personas de constancia y superación. Este extremeño demuestra que querer es poder y que por muy difícil que parezca el reto, "no ocurre nada que no estemos preparados para soportar", una frase que lleva a gala grabada y que aprendió de su película favorita, Gladiator.
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