La grandeza de Kanouté

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La grandeza de Kanouté
- 22/11/2013
La grandeza trasciende la condición de simple virtud para erigirse en sensación. Porque la grandeza no se percibe, se siente. Inunda los sentidos. Es el resultado de una catarsis de emociones, de vivencias, de la comunión de lo tangible y lo intangible. Un sentimiento sin medida, esquivo a las explicaciones, que no elegimos, y que, aunque nos empeñamos en frivolizar, distinguimos desde nuestro interior, a veces sin ni siquiera saberlo.

Habitualmente la medimos por los actos, por lo conseguido, pero la grandeza reside en lo que se transmite, en la capacidad para elevar la realidad, para generar percepciones más allá de lo material. Ésta es la verdadera grandeza de Kanouté más allá de lo que supuso deportivamente para el Sevilla. También fueron muy importantes Luis Fabiano, Alves..., pero oír sus nombres no provoca en el sevillismo la misma emoción que cuando se menciona a Freddy. Porque significa más que sus goles. Porque significa más que su impagable aportación al Sevilla de los éxitos. Porque representa una etapa irrepetible. Porque al hablar de él sólo se agolpan evocaciones positivas y se dibuja una inevitable sonrisa al recordar la suerte de haberle disfrutado en el Sánchez Pizjuán.

Nunca habrá nadie como él en Nervión. Nadie transmitirá como el malí pese a su carácter flemático, lo que engrandece aún más su figura. Y su inminente retirada del fútbol dejará un vacío en el Deporte Rey del que se hablará muy por debajo de su verdadero alcance, pero que sí valorará como se merece el sevillista o todo aquel que haya sentido con su magia en el césped y su humanidad en la vida. Porque si grande ha sido el Kanouté futbolista, más grande todavía es el Kanouté persona.