Las confesiones de Roman Zozulya

Las confesiones de Roman Zozulya
Zozulya conversa con Álvarez, a quien ya conocía del Dnipro. - C. Pérez
Carlos PérezCarlos Pérez6 min lectura
Tras estar concentrado con su selección, Roman Zozulya ha regresado a Sevilla, donde sigue entrenándose con el Betis, a la espera de que sus agentes acierten a encontrarle un nuevo equipo, una vez que la UEFA le ha dado permiso. En una entrevista concedida a la web ucraniana sport.ua, el delantero verdiblanco se expresa abiertamente sobre su problema con los ultras del Rayo y anunciando que espera devolver a los seguidores del Betis todo el apoyo que le están prestando. 

- Me siento bien, física y mentalmente. Puedo decir que ahora siento un poco de alivio, porque se rompió el contrato con el Rayo Vallecano. Estoy muy cansado de todo, pero estoy bien. Vuelvo a Sevilla.

- Sería conveniente que nos contase usted de primera mano qué ha ocurrido.
- Los seguidores del Rayo me acusaron de que soy fascista. Según ellos, porque estoy ayudando al ejército de Ucrania, y ayudo a la DNR (Donetsk People Republic) y LNR (Luhansk People’s Republic). Todo el conflicto comenzó con esto. Cuando quise hablar con ellos cara a cara, me rechazaron, argumentando que tenían suficiente información para asegurar que soy un fascista. Y se supone que tienen muchas pruebas. Sin embargo, todo lo que tienen son fotos de Facebook, donde me fotografié con unos chicos que llevaban un uniforme de camuflaje.

- Un gran número de aficionados ucranianos se preguntan qué está haciendo ahora Roman Zozulya.
- Ahora estoy en Sevilla. La UEFA me ha permitido firmar un nuevo contrato con un tercer equipo y es en lo que están ocupados mis representantes. Es decir, me estoy entrenando con el Betis y esperando una oportunidad para poder competir los próximos cuatro meses.

- En Ucrania sí tiene mucha gente que le apoya.
- Sí, es verdad. Tengo relaciones muy cordiales con los ultras ucranianos (se entiende como traducción de hinchas), especialmente con los del Dnipro. Y aprecio el mérito que tienen todos nuestros ultras, son héroes que están defendiendo a nuestro país.

- Los del Betis le han apoyado masivamente. ¿Qué nos puede decir sobre ello?
- Sí, es cierto. Realmente, no lo esperaba. He sentido un enorme apoyo por parte de los ultras. Fue inesperado y muy bueno. En la primera oportunidad que tenga para darles las gracias, lo haré. Espero que sea con mi juego o de cualquier otra forma. Voy a luchar en el campo y tratar de contrarrestar esta situación. Aquí me dicen que estoy en mi casa, que estoy a salvo, que siempre estarán a mi lado. Por desgracia, no domino bien el español como para expresar todo mi agradecimiento.

- ¿Cómo de importante es la influencia de los ultras en los clubes españoles?
- Parece que tienen una influencia muy grande, por lo que me dicen. Son muy respetados y los directivos escuchan sus opiniones. También es importante la relación entre los ultras y los seguidores. Una vez o dos a la semana, los entrenamientos se abren. Por ejemplo, en la previa ante el Sevilla, vinieron dos mil ultras a animarnos.

- ¿No cree que su frustrado pase al Rayo fue por una mala gestión de su agente?
- No, no creo que sea por un error de mi agente. Él quería lo mejor para mí. Tenía poco tiempo para tomar la decisión y había muchas propuestas. Pero yo soy un tipo de persona a la que le gusta completar las cosas que empiezo. Digamos que en el Betis me hubiese gustado que el entrenador me diese más confianza y poder jugar más. Son cosas impredecibles… Por ejemplo, cuando iba a firmar por el Rayo, un amigo me alertó de cómo eran sus ultras, lo preguntamos a los directivos del Rayo y nos respondieron “sin problemas, todo está bien, no te preocupes”.

- ¿Qué sentimientos te ha producido que los ultras del Rayo te digan que eres facista, cuando no es así?
- Cuando yo llegué allí y vi la situación con mis propios ojos, estaba muy fastidiado por los niños y el país. ¿La gente puede abrir la boca y decirle “fascista” a alguien sin saber qué significa eso realmente o si tiene algo que ver conmigo. En España, en general, no se sabe mucho acerca de nuestra guerra. Cuando empezó, apenas aparecían noticias. Y poca gente aquí sabe que a día de hoy seguimos con intervenciones militares y que la gente está muriendo todos los días. Es una pena que aparecieran, que me pudieran el sello de “fascista” y que no permitan a una persona que ama a su país hacer lo que más le gusta. Se puede decir que han conseguido lo que querían. Y no me gustaría que esas personas vivieran lo que está viviendo el pueblo ucraniano. No voy a renunciar. Yo soy de Ucrania y mi opinión no va a cambiar. Así que ésa es la situación. Estoy seguro de que todo mejorará para Ucrania y para mí.

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