Llegó el primero, sin hacer ruido y con
una humildad tremenda: "Tendré que trabajar muchísimo para poder jugar en este equipo".
Pablo Sarabia, iba a ser junto a
Hiroshi Kiyotake, el elegido para hacer olvidar a
Éver Banega, el único capacitado para manejar el balón con
Emery, pero la llegada de Sampaoli propició un determinante giro a la historia:
ahora todos serían Banega.
Ganso, Nasri, Franco Vázquez... Con cada fichaje, parecían cerrarse aún más las puertas del equipo al madrileño, quien sólo pensaba, eso sí, en aprovechar que tenía cada día abiertas las de la ciudad deportiva. No lo pidió, pero el de Casilda se percató pronto de que contaba con
un diamante en bruto de 24 años con marchamo de
selección española. Un jugador zurdo con capacidad para manejar la diestra, alguien versátil para apagar fuegos en ambos laterales, con implicación para ir el primero a tratar de recuperar la anhelada posesión, con visión para poner de gol a sus compañeros y con golpeo para hacerlos. A balón parado o en juego dimámico, como ha demostrado este domingo en Pamplona. Sarabia siempre está dispuesto para aportar, por voluntad y físico, y
siempre aporta.
Son
siete tantos y once las asistencias de un futbolista que costó
400.000 euros (participa en una diana o la firma
cada 79 minutos) y que se está convirtiendo, por su relación
calidad-rendimiento-precio, en
el mejor fichaje de la Liga 16/17.