Navas, Banega y lo que no se puede comprar

Joaquín AdornaJoaquín Adorna
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Navas, Banega y lo que no se puede comprar
- Joaquín Adorna (25/02/2016)
Se marchó Navas al City y dijo adiós a cuatro finales con el Sevilla, a una quinta que jugará 'su club' en el Calderón, a dos títulos y, sobre todo, a muchos días felices junto a familiares que le quieren. Los futbolistas, en millonarios traspasos que implican duros cambios, llenan el bolsillo empujados por los lógicos miedos a una breve carrera que puede truncar una maldita lesión, y por los consejos de quienes participan económicamente en su marcha.

Carteras de 'taco' y cifras gigantescas en la cuenta corriente. Jugadores llenos por fuera a costa de personas que sufren un primer e inevitable vacío interior. La fortuna entrando por la puerta y esas pequeñas cosas no compradas que te hacen sentir afortunado marchándose por la ventana. Navas cambió nubes negras por días de cielo azul y sol radiante. Adiós al dominio de la tierra y al conocido olor de un césped en el que te sientes realizado. Punto final, o seguido si el destino lo permite, a ese maravilloso aliento de la grada, a ese mágico impulso que te llena de confianza, que te hace mejor técnicamente y que te permite 'volar' en cada carrera.

Navas renunció a todo eso y quienes le conocen transmiten que sueña con recuperar todo aquello que le hacía sentirse feliz. Su adiós y el probable de Banega presentan similitudes y una gran diferencia: Navas dejó muchos millones en el Sevilla -el mejor agradecimiento- y Banega, sin el arraigo de un sevillano, podría irse libre y sin dejar mayor retribución que su excelente rendimiento.

Banega en Sevilla ha encontrado la felicidad que en otras mudanzas perdió. La tentación llama otra vez a su puerta. Con lo que le ofrece el Sevilla sería futbolista millonario y persona feliz por disfrutar de lo que en apariencia es nada y, en el fondo, es todo, saboreándolo además con la madurez acumulada en anteriores fracasos. Si sólo sopesa el dinero, adiós al 'Mago' deseándole que la suerte le regale todo aquello que no se puede comprar.
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