Mientras algunos hacen el ridículo en los cierres del mercado de fichajes y otros continúan gastando cantidades de dinero desproporcionadas por determinados jugadores, en el barrio de
Nervión sigue imperando la cordura.
El negocio del fútbol tiene sus propias leyes y los resultados deportivos de los clubes, mirándolos con perspectiva, también. Por ejemplo, hay una que muestra que el rendimiento de un equipo está bastante más relacionado con el gasto en las fichas de los jugadores que con lo que se invierte en traspasos. Es algo que justifica que el Sevilla, que defiende que el dinero “está en el campo” -es decir, en los sueldos-, no haya dejado de crecer en el último lustro pese a que ha metido en su caja 99,4 millones de euros durante ese período por el balance compras-ventas. El que más, de largo, de la
Liga española. Le siguen Málaga (62,7), Espanyol (60,2) y Athletic (41,6), mientras que en la cola se encuentran Valencia (-61,4), Barcelona (-197) y Real Madrid (-202,1).
La ganancia continua del
Sevilla se explica a partir de dos máximas: vender siempre que te ofrezcan más de lo que realmente vale tu jugador; y adquirirlos por menos de su precio real.
Para explotar esto último,
Monchi se vale de un exhaustivo conocimiento del mercado (proyección de los futbolistas, fines de contrato, situaciones personales...), así como de unas buenas dotes negociadoras, hasta el punto de que en el período estival de transferencias ha gastado 24 millones en contrataciones para hacerse con diez jugadores cuyo precio en el mercado alcanzaría los 70, según las estimaciones de la web especializada Transfermarkt.
La mayor diferencia, obviamente, está en los tres futbolistas que han llegado libres: por
Krohn-Dehli (cuyo valor es de 3,5 millones),
Konoplyanka (20) y
Llorente (12) no les ha pagado a sus respectivos clubes de origen, Celta, Dnipro y Juventus. Además, aprovechando el negocio con el Milan por Bacca y que el final de contrato del brasileño estaba cerca, el director deportivo nervionense también logró sacar más baratos a Adil Rami o Mariano Ferreira.
La última claveComo
Monchi no deja nada en el aire, para cumplir con su difícil tarea de que el club crezca al mismo tiempo deportiva y económicamente, necesita de una herramienta fundamental: un entrenador que saque lo mejor de cada miembro de la plantilla. Por ello, la continuidad de
Unai Emery, en el aire durante unas semanas, se estimaba como perentoria. El vasco ya había demostrado en Mestalla que era capaz de seguir metiendo al Valencia en
Champions League pese a despedirse cada verano de futbolistas determinantes, como Villa, Mata o Silva.
Ser efectivo no es cuestión de suerte.
Monchi lo sabe bien.
Carlos Pérez3 min lectura