Hace 22 días, el 4 de noviembre,
Sevilla amanecía con la sensación de el futuro de
Unai Emery podría jugarse ante el
Real Madrid. Dos dolorosas derrotas ante
Villarreal y
City, unidas a la mala imagen del equipo ante su afición en el segundo de los encuentros habían hecho estallar a muchos aficionados, que no se cortaron en las redes sociales. Aunque el que parecía un gran triunfo frente al equipo merengue calmó los ánimos, desde que el árbitro pitó anoche el final en
Mönchengladbach y pese a que el gol de Banega da opciones más que evidentes de poder seguir vivos en Europa se ha vuelto al punto de partida. Las derrotas en Anoeta y en Alemania han dolido demasiado.
Entonces las palabras que se oían eran las de "cagón", "fin de ciclo", Twitter reflejaba otros insultos injustificados, alusiones a los 3 de 12 en
Champions y los 12 de 30 en Liga... Anoche se habló de "falta de dignidad", de "vergüenza", al técnico vasco se le llamó "bulto y además sospechoso" entre otras cosas más fuertes. Y volvió a pedirse su marcha.
Y, curiosamente, se aludía a un detalle que fue el punto culminante entonces y se repitió ahora: el cambio de
Coke por
Mariano. Si hace tres semanas acabó en un enfrentamiento con un periodista, en Alemania ni se tocó. Pero todos hablan desde entonces de esta sustitución y aluden a lo que provocó aquel enfado: si los cambios están pensados de antemano y si Emery se ha quedado sin alternativas. "El proyecto del Sevilla es sólido, con o sin Unai de entrenador", dijo el técnico sevillista tras el partido anticipando lo que le espera hasta el domingo.
Como frente al Madrid, el
Valencia servirá de baremo. La afición no le dará la espalda al equipo y menos ante un rival tan directo y señalado, pero todo lo que no sea ganar podría dejar definitivamente marcado a Emery.