Tiberio Guarente, quien fuera presentado como sevillista en las ruinas de Itálica con honores de emperador, estaría viviendo actualmente una especie de luto, según aseguran desde Italia a ED. Tras haberse visto obligado a retirarse, el exsevillista viviría en el mayor de los ostracismos, asimilando la nueva vida que le ha tocado afrontar, tras intentar en varias ocasiones recuperarse de unos problemas de rodilla que le vienen mermando desde antes, incluso, de fichar por el
Sevilla FC. “Ha tenido muy mala suerte”, asegura a este diario su representante,
Giovanni Bia. Una dolencia que ya anunció en su momento
Juan Ribas, quien fuera jefe de los servicios médicos del club, viéndose obligado a alzar la voz públicamente y anunciar que ya habían avisado al Sevilla de que el italiano arribaba con una rodilla de riesgo que, desgraciadamente, posteriormente le obligaría a pasar por el quirófano, estando más de un año apartado de los terrenos de juego. Una lesión que, lógicamente, hipotecó su etapa como sevillista, pasando luego de cesión en cesión hasta acabar desvinculándose de los de
Eduardo Dato un año antes de cumplir su contrato, y que ahora, además, ha acabado con ella de forma prematura.
Tras firmar por un año con el
Empoli, tan sólo acumuló siete minutos; situación que le llevó a renunciar a su ficha y pasar a cobrar el sueldo mínimo: 2.000 euros. Su rodilla había colgado las botas y ahora, a él, le toca asimilarlo.