La resaca del 5-1, un aviso para no relajarse
Tras la ´manita´ al Betis, el Sevilla de Míchel encadenó cinco duelos sin ganar en la 12/13, lo que desembocó en la destitución del madrileño

La goleada en el derbi supone un golpe enorme de moral para el Sevilla y una alegría inigualable para la afición, pero, matemáticamente hablando, vale los mismos tres puntos que cualquier partido, y de poco servirá a efectos clasificatorios si no existe una continuidad en los partidos venideros, lo que obliga a los nervionenses a afrontarlos con la misma concentración y enjundia que el duelo contra el Betis.
Lo ocurrido la temporada pasada después de la ´manita´ al eterno rival en el Sánchez Pizjuán es un serio aviso de lo que puede suceder si los jugadores se relajan y se creen que lo tienen todo hecho por haber ganado con holgura a los verdiblancos. No en vano, hace un año se pasó de la euforia a la decepción por la mala racha de resultados encadenada por el Sevilla de Míchel tras el 5-1, que le terminó costando el puesto al preparador madrileño.
El cuadro nervionense enlazó cinco jornadas sin conocer la victoria, con derrotas ante Atlético (4-0), Valladolid (1-2), Málaga (0-2) y Real Sociedad (2-1), y un empate contra el Espanyol (2-2), por lo que sólo sumó un punto de 15 posibles. Rompió este cadena con un triunfo poco convincente en casa contra Osasuna (1-0), pero la derrota en Mestalla por 2-0 supuso el adiós de Míchel y la llegada al banquillo de su actual inquilino, Unai Emery.
El técnico es consciente de este episodio y, seguramente, tratará de mentalizar a los suyos de esta situación, de que únicamente se ha dado un paso adelante y de que los siguientes partidos exigen el mismo o más nivel de entrega y concentración, pues ya no se cuenta con el factor de la motivación extra. Trabajo psicológico para que el efecto del derbi resulte altamente positivo.
Lo ocurrido la temporada pasada después de la ´manita´ al eterno rival en el Sánchez Pizjuán es un serio aviso de lo que puede suceder si los jugadores se relajan y se creen que lo tienen todo hecho por haber ganado con holgura a los verdiblancos. No en vano, hace un año se pasó de la euforia a la decepción por la mala racha de resultados encadenada por el Sevilla de Míchel tras el 5-1, que le terminó costando el puesto al preparador madrileño.
El cuadro nervionense enlazó cinco jornadas sin conocer la victoria, con derrotas ante Atlético (4-0), Valladolid (1-2), Málaga (0-2) y Real Sociedad (2-1), y un empate contra el Espanyol (2-2), por lo que sólo sumó un punto de 15 posibles. Rompió este cadena con un triunfo poco convincente en casa contra Osasuna (1-0), pero la derrota en Mestalla por 2-0 supuso el adiós de Míchel y la llegada al banquillo de su actual inquilino, Unai Emery.
El técnico es consciente de este episodio y, seguramente, tratará de mentalizar a los suyos de esta situación, de que únicamente se ha dado un paso adelante y de que los siguientes partidos exigen el mismo o más nivel de entrega y concentración, pues ya no se cuenta con el factor de la motivación extra. Trabajo psicológico para que el efecto del derbi resulte altamente positivo.