Sampaoli o cómo defender atacando

El fútbol se mueve por tendencias. En la Eurocopa, se ha impuesto la del miedo, la de no asumir riesgos, la de priorizar no encajar a tomar la iniciativa. Realmente, cualquier estilo es válido mientras sirva para ganar, pero cada técnico toma su camino particular. Sampaoli tiene una idea propia, muy distinta a la de Emery, y eso crea bastante recelo entre los aficionados. "Puerta grande o enfermería", repiten, como si fuese una locura lo que propone. El argentino entiende que la defensa y el ataque son ideas que van juntas, que la apuesta ofensiva es la que condiciona el resto del juego. Teniendo el balón, el rival no puede hacerte daño, eso es obvio, pero no se trata de hacer un juego de posesión, de tocar por tocar, sino de hacer un juego de posición, de que el equipo ataque junto. Así, al perderla, puede presionar más fácilmente al adversario y, dejando pocos espacios, evita su contragolpe, recuperándola de nuevo donde más daño puede hacer, arriba.

Y para atacar bien se necesita más calidad que físico. Lo bien hecho, como decía Dante Panzeri, se hace por talento acompañado de sudor. Al talentoso se le puede enseñar a sudar. Berizzo, también discípulo de Bielsa, lo ha demostrado con Krohn-Dehli, Augusto o Wass. Lo que no fabrica el sudor es talento. Eso es innato.

Si juegas alto y no arriesgas el pase sin tener compañeros a tu espalda, si mantienes siempre una distancia máxima entre líneas, si finalizas las jugadas, puedes reordenarte tras la pérdida. Es indiferente el número de hombres que tengas atrás. Se trata de entender la idea de juego, de ejecutarla sin perder la conciencia defensiva cuando estás atacando y de no olvidar nunca el sentido colectivo. A la enfermería te puedes ir igualmente saliendo con siete defensas. No se trata de eso. Es algo mucho más complejo.