El llamado otro fútbol, el provincial, el amateur, el de verdad para algunos, esconde muchas historias en unos vestuarios en los que predomina el
sacrificio y la
ilusión. Entrega de aquellos veteranos que sacrifican tiempo personal y laboral por su pasión por el balón sin una recompensa económica proporcional; e ilusión de aquellos jóvenes jugadores que aspiran a dar saltos en sus incipientes trayectorias o, incluso, soñar con la elite.
En este segundo caso se encuadra uno de los nuevos ídolos del
Antonio Almendro de Castilleja de la Cuesta:
José Gordillo. "No me arrepiento de haber fichado", afirma orgulloso este bormujero que pese a tener apenas
20 años cuenta con una ingente trayectoria a su espalda. Canterano bético desde benjamines hasta segundo año infantil, en cadetes ingresó en el
Tomares, donde logró un ascenso a
DH Juvenil con
Nacho Molina, actual técnico del primer equipo auriazul.
Fue su etapa tomareña la que le deparó un regalo inesperado. "En segundo año de juvenil (17), en DH, fui con la selección andaluza al
Campeonato de España, fichando después por el
Almería (con 18). Aquello ya era más profesional, entrenando en ocasiones con el
Almería B y con el
primer equipo, tanto con
Ramis como con
Lucas Alcaraz", rememora un Gordillo que inició la pasada temporada un nuevo camino en su carrera: "El
Almería B ascendió a
Segunda B y contó con jugadores más veteranos. No me renovó,
Cachola me llamó y fiché por el
Gerena. Jugar en
Tercera me sirvió de mucho, aprendí bastante y jugué en campos importantes".
Y el pasado verano, la incertidumbre en
Gerena le instó a marcharse. "Estábamos entrenando y nos dijeron que el equipo no iba a seguir.
Ceballos (entrenador del Castilleja) se interesó por mí desde julio y decidí irme", señaló este polivalente jugador de ataque que en sus inicios fue delantero, pero que
Molina lo adaptó a la media punta y al medio centro: "Me siento a gusto en todo el ataque.
Ceballos me está poniendo habitualmente de '10' y me siento a gusto, con confianza. Me está enseñando mucho y estoy disfrutando".
Dos goles, el último, de penalti en
Guadalcacín, brindó el coliderato al 'Casti', un rendimiento al que se agarra para seguir soñando. "Obsesionarse es lo peor. Con 20 años parece que todos quieren jugar en el Madrid o en el Barça. Si tiene que llegar algo, llegará, pero siempre seguiré soñando con lo más alto", finalizó.