El partido de ayer en el Sánchez Pizjuán entre el Sevilla y el Athletic Club pudo ser, a simple vista, uno de los encuentros menos vistosos de Samir Nasri, un futbolista que ante los de Valverde, quizá, vivió más entre las sombras que entre las luces en una zona ancha en la que se echó en falta a Steven N’Zonzi, quien cumplía ciclo. Y es que el franco-argelino, especialmente durante la primera media hora de partido, estuvo especialmente poco participativo, sufriendo la excesiva verticalidad que los de Nervión demostraron durante esos minutos. Una falta de protagonismo que, sin embargo, fue mutando con el paso de los minutos, aunque sin ser el de otros encuentros. Y es que el galo, cedido por el Manchester City, se ocupó demasiado del trabajo oscuro, de la labor más gris. De esa faceta defensiva que no se le presupone y en la que destacó como el segundo jugador que más entradas protagonizó (6/6) o uno de los que más faltas cometió (2). Pese a ello, un 80% de acierto en el pase. Las 50 sombras de Samir...
Alejandro Sáez1 min lectura