El Sevilla gana como un grande, pero juega...

El Sevilla gana como un grande, pero juega...
Lance del Levante-Sevilla correspondiente a la jornada 5 de LaLiga - Alejandro Sáez
Alejandro SáezAlejandro Sáez 2 min lectura
Sampaoli aterrizó en Nervión afirmando que quería ser recordado por cómo se ganó, no por qué se ganó. Y con ello se inicio un nuevo paradigma futbolístico en el Sánchez-Pizjuán que intentó tener continuidad con Berizzo y, en menor medida, con Montella.

Una nueva filosofía que, pese al hito de los cuartos de Champions y de una final de Copa, trajo consigo más sinsabores que alegrías, buscándose una vuelta atrás con Pablo Machín, bastante más vertical (a veces demasiado) y quien, a diferencia de sus antecesores, prioriza el qué y no el cómo. Como buen ejemplo, el partido de ayer en el Ciudad de Valencia, donde los de Nervión volvieron a endosar una goleada a su rival, un Levante que, no por ello, dejó de generarle peligro (hasta que los goles lo mataron anímicamente) a un Sevilla que evidenció ser un desastre en labores defensivas, que dejaba muchos huecos en el repliegue y que, fundamentalmente por la izquierda, salió airoso de las embestidas de Morales y Paco López.

Al ataque, en cambio, demostró ser un auténtico vendaval que no requería elaboración ninguna para plantarse frente a la portería defendida por Oier y ver gol, basando su fútbol en rápidas contras tras recuperar el balón arriba y en la pegada de sus hombres de ataque, especialmente un Wissam Ben Yedder que volvió a demostrar que su sitio no es el banquillo. Un Sevilla que ganó como un equipo grande, siendo fundamentales su hombre-gol y su guardameta, pero que jugó como un equipo pequeño. Golear así, lógicamente, es sinónimo de alegría, pero los sevillistas se preguntarán ahora si esto es suficiente, por ejemplo, para el próximo miércoles frente al Real Madrid.
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