Mayo de 1998. Última jornada de Liga con Real Madrid, Real Sociedad y Athletic jugándose un puesto de Champions cuatro o cinco días antes de que el equipo merengue se enfrentara a la Juventus en la final de la Champions. El Madrid pidió que le adelantaran su partido ante el Betis al viernes y, antes de que los organismos competentes se pronunciaran, saltó el debate a la prensa y se le preguntó en su comparecencia semanal al técnico de los ‘leones’, el tarifeño Luis Fernández, qué le parecía la petición del Madrid. Éste contestó con una pregunta: ¿Por qué no adelantamos todos los partidos a ese día?
Dicho y hecho. Los que decidían tomaron nota, la jornada se jugó en viernes, el Athletic fue a la Champions, el Madrid tuvo dos días más para preparar su asalto a la ‘Séptima’, que acabaría ganando, y el fútbol español se vio reforzado.
Ahora es el Sevilla el que ha pedido adelantar su partido ante el Getafe y sólo ha encontrado trabas. Ni siquieran han preguntado a los clubes implicados en el descenso si ven bien que el equipo de Emery pueda reservar hombres para su partido más importante: la final.
La principal justificación de Tebas puede estar en que el Valladolid jugaba el miércoles y tampoco se le podía adelantar su duelo del domingo y hacerle disputar tres partidos en ocho días. Y que, al ser la penúltima jornada, todos los equipos implicados en el descenso deben jugar a la misma hora. El problema es que al Madrid se le consintió hace tres semanas para reservarse ante el Bayern sin pensar en lo que podía pasar en la penúltima jornada. Y ahora, los pucelanos tienen toda la razón para no adelantar su partido, la LFP también para no modificar los horarios... pero el único perjudicado es el Sevilla.
¿Por qué no puede adelantarse? Porque como casi siempre pasa en la Liga de este país, los que tienen que tomar las decisiones no tienen perspectiva de futuro, sólo sirven a unos pocos y sus decisiones las pagan los mismos.
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