La final, a partido único

Antonio José MedinaAntonio José Medina
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La final, a partido único
El que piense que estoy a favor de la tesis blaugrana o de que a poco más de un mes de que tenga lugar la cita decidan jugarla en Tánger, está muy equivocado. Pero la final de la Supercopa de España, como ocurre en casi todos lados, debería jugarse a partido único. Y la de este año, también. Aunque tenía que haberse decidido antes.

A Castro se le pueden recriminar desde el graderío muchas decisiones, pero nunca la que tomó este jueves. Miró por sus abonados, aunque para ello tuviera que poner en segundo plano a su propio equipo. Y es que si hay alguien más interesado en que esta final se juegue a partido único y el día 12, ése es el Sevilla. Con sólo un mes de preparación -los mundialistas, aún menos- ningún futbolista está físicamente para jugar ‘finales’ europeas entre semana y finales nacionales el domingo. Y no olvidemos que lo más importante no es lo que se jugará en esa discutida final, pese a ser un título, sino por lo que se estará peleando lejos de nuestras fronteras. Así, todo lo que sea restarle minutos de cansancio a las piernas sería bienvenido.

Los dos clubes tenían y tienen razones de peso para defender sus posiciones. Y aunque el debate se pueda poner de un lado u otro, a nadie se le puede imponer una fecha si de antemano no está puesta en el calendario. Y los fines de semana anteriores y posteriores a ese día 12 ya los tenían ocupados. Si la RFEF quería el día 5, que lo hubiera aprobado al mismo tiempo que se aprueba el calendario de toda la temporada, pero ya sabemos cómo se las gastan aquí. Y las finales de la Copa del Rey de todos los años son el mejor ejemplo. Lo de Tánger habría sido una solución perfecta para compensar lo que puedan dejar de ganar las dos entidades, pero si se organiza con más antelación. A un mes vista…

Ahora le quería soltar el marrón al CSD. Nunca se había llegado hasta ahí y esta vez parece que tampoco -la Junta Directiva de la RFEF se ha echado para atrás y decidirá el lunes-, pero habría sido perfecto para que éste dictara una norma definitiva, pusiera estas finales a un solo partido en campo neutral, el fin de semana antes del arranque liguero -fecha en la que nunca habrá interrupciones europeas- y que sólo hubiera que discutir, si es que no lo asignaban de antemano, el lugar en el que se celebrará. Nos olvidaríamos del paripé de todos los veranos. Y ya de paso, si hace lo mismo con la final de la Copa del Rey, mejor.
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