La ingratitud de Cornellá

Antonio José MedinaAntonio José Medina
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La ingratitud de Cornellá
- Antonio J. Medina
Al grito de "Pau, muérete" recibió el pasado año la hinchada del Espanyol a Pau López, que se llevó una sonora pitada cuando su nombre fue anunciado por megafonía y cada vez que tocó el balón. El Betis ganó (1-3), pero el exmeta verdiblanco no pudo aguantar la presión y los insultos y acabó encarándose con la grada al final del choque.

Éso es a lo que se enfrentan Rubi y Borja Iglesias el próximo domingo. Los aficionados pericos ya se están encargando de calentar el ambiente y los billetes de dólar con sus caras que pretenden imprimir y lanzar al campo son sólo la punta de un iceberg que será mayor y que servirá, como con Pau, para paliar frustraciones propias.

En el caso del ahora meta de la Roma pocos recordaban cómo dos años antes le habían insultado e, incluso, había tenido que cerrar su perfil de Twitter por las burlas de los aficionados pericos. Ni tampoco que la directiva espanyolista no se había interesado por él hasta que no fue demasiado tarde. Sólo recordaban que se había ido gratis.

Del mismo modo, con Rubi no van a recordar que logró hacer la mejor temporada del club en más de una década, con menos recursos que otros años; y de Borja, que no sólo lideró a aquel conjunto sino que este mismo verano fue pieza clave en la clasificación europea de los blanquiazules, donde cumplió con una gran profesionalidad hasta el final. Como tampoco van a recordar que desde que llegaron al Betis sólo han tenido palabras de elogio hacia el Espanyol. Y que ambos salieron pagando la cláusula de rescisión.

Más que pedirles cuentas a los que se fueron, haría bien la afición catalana en hacerlo con los suyos, con los que hicieron un plantel 'menor' después de recibir una millonada, con los que erraron en la elección de entrenador, con los que siguen hablando de hacer un Espanyol grande, que pelee por Europa, y de un proyecto a largo plazo, pero sólo han montado una plantilla que no está entre las diez más valoradas de la Liga y que, con tres competiciones, lógicamente, lo está pagando.

O incluso con ellos mismos, que pedían la cabeza de Rubi tras la mala racha de diez partidos sin ganar del pasado año. Pero no, también esto lo han olvidado. Es más fácil curar heridas y errores propios echándole la culpa al de enfrente. Es ley de vida. Lo cual no significa que sea más justo.
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