El Villamarín dice adiós a toda una leyenda bética: Esnaola

El beticismo despide hoy a uno de sus grandes mitos, José Ramón Esnaola, que pone fin a 40 años en verdiblanco, 12 de ellos como portero del primer plantel y 28 en el ´staff´ técnico, los últimos once como entrenador de porteros. El de hoy será el primer homenaje a un futbolista que pertenece a la leyenda verdiblanca y que escribió varias de las páginas más brillantes de la entidad, entre ellas, el ascenso de 1974 y la Copa conquistada en el Calderón ante el Athletic de Bilbao, donde fue protagonista absoluto de la tanda de penaltis. En la misma, ´Gorriti´, como era conocido el de Andoain, anotó el séptimo lanzamiento ante su gran ídolo, José Ángel Iríbar, al que detuvo el penalti definitivo para dar la primera Copa del Rey a la escuadra de las trece barras.

Es uno de los mejores recuerdos del exguardameta como jugador de fútbol. "En la tanda estaba tranquilo mientras que no tenía que golpear. Cuando me dijeron que tenía que chutar, me puse nervioso. Iríbar no me dijo nada, pero yo sí; cuando nos cruzamos, le di la mano y le dije que lo sentía. Además recuerdo el ascenso nada más llegar aquí, la final que ganamos a Osasuna en el 2005, son muchos. Ha habido muchos momentos importantes", señalaba en la radio del club el día que se anunciaba su marcha tras cuatro décadas al servicio del Betis. Y eso que sus primeras impresiones no fueron las mejores. "Cuando vine del viaje de novios de Málaga, pasé por Utrera y, por el calor, dije que no venía más a Sevilla, sólo para jugar al fútbol en Liga", cuenta el meta, que poco después de aquello firmó su primer contrato con los verdiblancos por tres temporadas. Se convirtieron en 40 años en los que vistió la verdiblanca 378 veces.