Sin duda, Alfred
N’Diaye está siendo uno de los nombre propios en el Betis durante este inicio de temporada. No en vano, el internacional senegalés está ofreciendo un rendimiento espectacular, fruto del gran momento de forma que atraviesa, que hace que rebose confianza y desarrolle a la perfección su función sobre el campo, prodigándose incluso en ayudas a otras líneas como la defensa y ocupando circunstancialmente demarcaciones que, a priori, no son suyas.
Y un claro ejemplo de todo ello pudo verse el pasado domingo en El Molinón, donde el pivote firmó unos números dignos de elogio. Así, facilitó la salida al juego verdiblanco, con un acierto en el pase del 86 por ciento (32 de 37), siendo la inmensa mayoría de ellos (24) hacia adelante, intentando favorecer con ello el ataque. Igualmente, recuperó cinco balones y acertó en las cuatro entradas que llevó a cabo sobre los rivales, que, como de costumbre, quedaron intimidados en muchos casos por su imponente físico.
A todo ello, además, habría que sumarle que ayudó a achicar aguas en la retaguardia con dos despejes que, en ambos casos, desactivaron el peligro rojiblanco. Igualmente, se mostró poderoso en el juego aéreo, ganando cinco de los seis balones por alto que disputó.
Unos guarismos que todavía lucen más cuando se tiene en cuenta la movilidad que exhibió durante el choque, donde no se limitó a cubrir el centro del campo, sino que también apoyó al centro de la zaga, los laterales e, incluso, llegó a ejercer como improvisado extremo diestro en la recta final. Con todo ello,
N’Diaye brilló con luz propia en el coliseo asturiano, algo que lleva haciendo desde que arrancó la temporada, confirmando que está mejor que nunca.
José Julián2 min lectura