Voltaire decía que
la suerte es lo que sucede
cuando la preparación y la oportunidad se encuentran. Y eso es lo que le está pasando al Betis.
El cuadro de Quique Setién está muy trabajado. Cada vez más y mejor. Es más que evidente. Con la llegada de Bartra y el cambio a una defensa de tres centrales,
ha encontrado no sólo el equilibrio, sino que ha mantenido el nivel de juego. Pero, es que, además, ha sabido aprovechar el momento. Justo cuando sus rivales por Europa han comenzado a flojear, ellos han metido la directa. Ayer firmó su cuarta victoria consecutiva en Liga, algo que no sucedía desde abril de 2015.
Ni siquiera notó el equipo la ausencia de Adán bajo palos, aunque sí le costó más de lo habitual hacerse con el control de la pelota y conectar entre líneas con Fabián y Guardado, atascados por dentro. Para aliviar el atasco apareció Barragán, que se erigió en capitán general. El Betis encontró su vía de escape por las bandas, en las que los laterales se proyectaban doblando a Boudebouz y Tello, que explotaron su velocidad para hacer daño al Eibar. conjunto verdiblanco mostró su versión más directa.
Con tres pases le bastaba para plantarse en el área de Dmitrovic.
Y todo eso sin olvidarse de
replegar con inteligencia en las pocas ocasiones en las que el Eibar trataba de salir a la contra, con Mandi, Bartra y Amat impecables en las ayudas, en las coberturas, por alto y en la anticipación. Solidario y comprometido, el Betis aunó ayer en su victoria ante el Eibar un buen trabajo y altas dosis de oportunidad. Y
cuando eso ocurre, la suerte es más fácil que sonría.