Así resumía Junior Firpo la penúltima jugada del partido, la que otorgó al Betis su sexto triunfo consecutivo. Quizás el más sufrido de todos en esta impresionante racha, junto con el de Getafe.
El balón parecía no querer entrar, pero los verdiblancos no están arriba por casualidad. La confianza del vestuario alimenta su ambición. Y viceversa. Es como una secta, una suerte de fieles que siguen a su líder; no por obcecación, sino por absoluta convicción.
Y el malagueño-dominicano es un adepto por fuerza del 'setienismo'. Su porvenir en el club, bien lo saben los que están cerca del '28', no estaba del todo claro. Renovó, sí, pero hubo quien, creyéndose dueño del sello de beticismo, dudó de sus lesiones, de su compromiso, de sus ganas.
José Juan y Quique apostaron por Junior, hasta límites insospechados el santanderino. Y la realidad responde con contundencia: once titularidades consecutivas, dos goles (y medio, con el de Nacho), otras tantas asistencias... Callando bocas.