Atlético-Real Betis: Prueba de fuego en franco antagonismo

Atlético-Real Betis: Prueba de fuego en franco antagonismo
- Óscar Murillo
Óscar MurilloÓscar Murillo 4 min lectura
La puesta de largo del Betis de Setién en el Wanda Metropolitano no pudo ser mejor. Bueno, para ser exactos, sí que pudo, pues los verdiblancos sólo pudieron arrancar un empate del feudo colchonero, aunque el despliegue técnico-táctico en casa de uno de los aspirantes al título quedó en la retina de todos. Se quedaron a las puertas los heliopolitanos, por ende, de romper su gafe histórico contra Simeone, que no conoce la derrota contra ellos desde que aterrizara en el banquillo del Atlético de Madrid, precisamente tras el último asalto al Vicente Calderón. Entonces, allá por el 18 de diciembre de 2011, los tantos de Pozuelo y Santa Cruz acababan con la etapa de Gregorio Manzano en el banquillo rojiblanco, dando paso a una nueva era de éxitos y títulos, con una serie de nueve victorias y cuatro empates en los trece enfrentamientos posteriores con los oriundos de la Avenida de La Palmera.

Setién sí que metió mano a su declarado antagonista, con Las Palmas, pero aquel 2-3 el 10-01-2017 en la vuelta de los octavos de final de la Copa del Rey sirvió de bien poco a los insulares, que habían caído por 0-2 en la ida y quedaron eliminados. Con todo, el santanderino se llevó el consuelo de haberse impuesto no solamente en posesión y fútbol, sino también en el marcador. Lo primero es casi una obsesión, como demuestran las declaraciones posteriores del veterano preparador, que no oculta su simpatía personal por el 'Cholo' Simeone, como tampoco su desprecio por la pragmática apisonadora colchonera.

Además, la hipotética inflexión tendría un valor triple, pues permitiría quebrar la citada estadística, dar la razón a Setién en su guerra de estilos y, de paso, asaltar la plaza de Champions League del Atlético, con lo que el Betis abrocharía de la mejor manera posible su carrusel de partidos para marcharse al nuevo parón de selecciones con una sonrisa de oreja a oreja, desterrando definitivamente cualquier debate abierto sobre alineaciones, gestos, esquemas y planteamientos.

Las rotaciones volverán a presidir el once de los hispalenses, hasta ahora siempre con buen resultado. La entidad del anfitrión justificaría un refuerzo de la sala de máquinas, donde no coinciden en Liga Carvalho y Guardado (la combinación menos osada, salvo con la entrada en la ecuación de un Javi García a quien el míster ve ya más de libre) desde el derbi, si bien ha habido réditos mayores con Canales (que descansó entre semana, como Mandi y Boudebouz) o Lo Celso ejerciendo más retrasados y rompiendo líneas, como en Mestalla, Montilivi o Atenas, por lo que también sería una variante válida para hacer daño entre líneas a un cuadro madrileño muy sólido, como siempre.

Sea como fuere, la personalidad y la paciencia, claves en el subidón experimentado desde el año pasado por el Betis, volverán a ser los cimientos de una escuadra que ha demostrado que sabe competir en cualquier escenario y ante cualquier oponente con los mismos argumentos y la misma fe, más allá del acierto ante la portería contraria, de la fluidez en el juego y de otros factores no siempre controlables. Una auténtica prueba de fuego la de hoy para el equipo (sus aspiraciones y su identidad) y el proyecto, que no se ponen techo a la espera de que todo encaje con el paso de las jornadas para que el despertar deje paso a la consagración.


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